La ‘Natalia Ponce’ de Ibagué

SUMINISTRADA - EL NUEVO DÍA
Después de tres años, Viviana Barco continúa luchando por recuperar su rostro.

Hace poco Natalia Ponce de León, la mujer que fue quemada con ácido en Bogotá el pasado 27 de marzo de 2014, hizo público el lanzamiento de un libro que narra su historia y cuenta lo que ha tenido que sufrir durante su recuperación.

Como ella, hay muchas mujeres con sus rostros ocultos por este flagelo que, según Medicina Legal, en Colombia ha dejado más de 928 víctimas.

El Nuevo Día encontró la historia de una mujer ibaguereña que perteneció a un grupo guerrillero, vivió en medio de la guerra y expuesta a todo tipo de peligros y luego de desmovilizarse, perdió su rostro tras el ataque que su exmarido mandó a ejecutar desde la cárcel Picaleña donde se encuentra preso por rebelión, sencillamente porque si ella no era para él, no podía serlo para ningún otro.

Ese egoísmo le destruyó la vida a Viviana Barco, una mujer de 31 años, quien ha tenido que sufrir un vía crucis buscando que su EPS le autorice las cirugías para recuperar su rostro, todo por no pertenecer a una clase social influyente y por carecer de recursos económicos.

Ella lleva 13 intervenciones quirúrgicas y se prepara para la número 14 que le realizarán en la Clínica Tolima.

“Todo comenzó hace tres años, estuve dos meses hospitalizada en el hospital Simón Bolívar de Bogotá, desde ese entonces no había parado de viajar a la capital, cada ocho días, cada mes, cada dos meses y solo hasta ahora, logré que me autorizaran una cirugía acá en Ibagué”.

Viviana se mostró cansada de realizar esos viajes, que según ella costeó de la caridad de sus conocidos y de algún dinero que le pudo aportar su madre.

“Me hacían cirugías en las que duraba más de 15 días vendada, me hicieron cuatro intervenciones en los párpados, uno aún no lo puedo cerrar, duermo con el ojo abierto. Tuve dos intervenciones en la nariz, algunas fueron perdidas porque el ácido se volvía a tragar los injertos. Me han sacado piel de las piernas, del estómago y el ombligo para reconstruirme la cara y me han quedado grandes cicatrices en todo el cuerpo”, cuenta Barco.

Ni siquiera el dolor más intenso de sus quemaduras en carne viva se comparaba con el rechazo de su hijo que hoy en día tiene seis años, esto, fue lo que le más le desgarró el alma, su hijo no la reconocía.

“Mi hijo que en ese entonces tenía tres añitos, me decía que yo no era su mamá, sino un monstruo, no me dejaba acercar a él, le daba mucho miedo”, recuerda.

Ella afirma que la recuperación más difícil es la psicológica, pues iniciando este año tuvo una crisis muy fuerte que la llevó a estar interna en la Unidad Mental del hospital San Francisco. Ha estado al punto de enloquecerse, de atentar contra su vida, solo recuerda en sueños sus anteriores facciones y al pararse frente al espejo en ocasiones siente desfallecer.

“Estuve muy mal, me quería matar, es muy duro mirarse al espejo y no reconocerse, tuve que cambiar de Facebook, pues me daba muy duro ver las fotos de como yo era antes”, comentó.

Como si con unas disculpas Viviana fuera a recuperar su rostro, su agresor, César Gabriel Silva, quien recibió 100 mil pesos por destruir su identidad, le pidió perdón y el juez le otorgó como condena cinco años de cárcel, por buen comportamiento podría recuperar más rápido su libertad y de hecho debe estar por hacerlo.

“Me da mucho miedo porque está por salir de la cárcel, temo que salga y tome represalias en mi contra; debería existir cadena perpetua para quienes cometen este tipo de delitos, porque uno queda con las marcas de por vida”, afirmó.

A Viviana aún le faltan varias cirugías y aunque el aspecto de su cara después de estos tres años de lucha ha mejorado muchísimo, nunca volverá a ser la misma.

Su historia es tan válida como la de Natalia Ponce, tiene el mismo sello de injusticia, la misma lucha por recomponerse ante las miradas de quienes sencillamente no podemos imaginar tanto dolor.

Ambas son mujeres guerreras, dignas de admirar y de resaltar. Viviana, por tratar de salir adelante sin dinero para sus viajes, sin la atención mediática que le facilitaría el acceso a sus intervenciones, reconstruyendo su rostro de la piel de su cuerpo cicatrizado, sin el acceso a la piel creada por el científico holandés Alí Pirayesh.

Y Natalia Ponce por hacer de su tragedia algo más grande y lograr que Colombia se interese en estos casos que también buscan justicia.

Hace unos días fue quemada otra mujer en Manizales, lamentablemente en Colombia los químicos empleados en estos ataques son de venta libre, hay que seguir luchando para impedir que estas situaciones continúen ocurriendo.

Hoy en día Viviana, pertenece a la fundación “Reconstruyendo Rostros” creada por la primera víctima de ataque con ácido en Colombia, Gina Aponte, desde allí trabaja para que las penas contra los agresores sean endurecidas y logren superar los 20 años de cárcel. Viviana tiene miedo de la salida de su agresor y por eso quiere asilarse en Estados Unidos.

Natalia Ponce de León, símbolo de las víctimas de ataques con ácido

La joven colombiana Natalia Ponce de León, que el año pasado se convirtió en símbolo nacional de las víctimas de ataques con ácido tras ser rociada en el rostro con un corrosivo sulfúrico, hizo su primera aparición en público para presentar un libro sobre su drama.

“Lo más importante es curar el alma, olvidar el odio y el resentimiento”, señaló durante la rueda de prensa en la que fue presentado el libro “El renacimiento de Natalia Ponce de León”, escrito por la periodista Martha Soto, de la unidad investigativa del diario El Tiempo.

Ponce de León, de 33 años, y quien despertó el año pasado la solidaridad e indignación nacional por el ataque del que fue víctima frente a su residencia en Bogotá por un pretendiente suyo, señaló que su caso puso en evidencia las fallas del sistema de salud del país para atender estas emergencias.

“Sí se puede salir de una tortura de estas, pero si el sistema de salud no lo ayuda a uno y el Estado tampoco, no se logra”, señaló.

Ponce de León pidió que este tipo de agresiones contra las mujeres no queden en la impunidad y se endurezcan las penas para los atacantes.

La joven agredida se ha sometido a 15 operaciones quirúrgicas para restaurar tejidos de su cuerpo, especialmente del rostro, que actualmente se trata con piel artificial importada.

Según la ONG Feminicido.net, Colombia está junto con la India y Pakistán, entre los países donde se registran más ataques con ácido o con líquidos inflamables contra mujeres. 

Credito
CAMILA MORENO ESPECIAL PARA EL NUEVO DÍA

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