200 personas fueron salvadas por subteniente y patrullero

JORGE CUÉLLAR - EL NUEVO DÍA
EL NUEVO DÍA conoció algunas historias de personas que se salvaron de la contundente avalancha y deslizamiento a la altura del peaje de Cajamarca, el punto más crítico.

El subteniente Cristian Alberto González Tamayo y el patrullero Jorge Acelas, de la Policía Metropolitana, se convirtieron en héroes la noche del lunes a la altura del peaje de Cajamarca, donde la furia de la naturaleza puso en riesgo a un grupo de 200 personas.

Eran las 9 de la noche y el oficial González, junto a Acelas, estaban en el corregimiento Anaime, a pocos minutos de Cajamarca, donde habían declarado alerta naranja ante una posible avalancha del río Anaime.

Toda la atención estaba centrada en el corregimiento, pero luego les informaron que había deslizamientos en la zona del peaje y en menos de 25 minutos, Acelas, quien era el conductor de la patrulla, llegó al lugar.

Ambos uniformados caminaron hasta el peaje en medio del lodo y el agua, pero 100 metros después encontraron a algunas personas, entre ellos conductores y pasajeros, ya eran las 9:40 de la noche y hasta ese momento la quebrada sólo se había desbordado en la vía principal, pero lo peor no había pasado.

“Le dije a las personas que retornáramos en dirección a Cajamarca a un lugar seguro, y cuando veníamos con el grupo, escuchamos el sonido de las rocas en la parte alta de la montaña y todos empezaron a evacuar rápido, aunque faltaban más y regresamos”, contó González.

Las rocas y el barro caían: “El conductor y yo nos cubrimos con un tractocamión, no obstante, al ver la situación corrimos en dirección a Calarcá y a los pocos segundos cayó la avalancha atravesando la carretera y se llevó la ‘mula’ con la que nos estábamos cubriendo y dos Turbos que quedaron en el río Bermellón”.

Ambos quedaron incomunicados y las personas a las que ellos salvaron creyeron que habían muerto, y esa fue la información que recibió el coronel Jorge Hernando Morales Villamizar, comandante de la Policía Metropolitana de Ibagué.

El alto oficial reaccionó ante la emergencia y se puso al frente con sus oficiales: se desplazó con 50 de sus hombres desde Ibagué para apoyar a los demás.

El miedo y la angustia de quienes vivieron el momento se percibieron con sus relatos. Sin embargo, al otro lado del derrumbe dos héroes a quienes creyeron muertos seguían vivos y salvando vidas.

González y el patrullero, luego de correr varios metros, subieron un promedio de kilómetro y medio, y cuando pensaron que estaban a salvo fueron sorprendidos por otro deslizamiento.

Caminaron otros metros y encontraron a un grupo de 200 personas entre adultos y menores de edad que no podían salir de allí, porque más arriba había otro alud de tierra, es decir, estaban atrapados en medio de los barrancos y sin luz.

“Recuperamos la calma y analizamos la situación e informé por el radio que estábamos bien, aunque necesitábamos ubicar una ruta para evacuar, ya que estábamos en un tramo de la montaña donde no podíamos avanzar y debajo de una peña. Además, por la carretera bajaba lodo y rocas”.

Inicialmente, intentaron prender una fogata para tener calor, ya que la temperatura bajó y temían que tuvieran que pasar la noche en ese punto. Uno de los afectados le dio un saco al oficial, que estaba mojado y untado de barro.

En los seis años en la Institución y en el año y medio como comandante de la Estación de Policía de Cajamarca, el subteniente González no había vivido una situación parecida y como ser humano también sintió miedo, pero tuvo que ser el líder y junto a su hombre, “les pedimos que tomaran calma y con 15 personas más, usando linternas, decidimos cruzar el deslizamiento, en dirección a Calarcá, y pasamos por encima de algunos carros”.

Estando al otro lado, necesitaban llegar al viaducto en construcción y subieron por una montaña hasta la estructura, donde dejaron a salvo al primer grupo de personas.

Sobre el viaducto encontraron a los otros policías y rescatistas de la Defensa Civil, bomberos y de la Cruz Roja: “Les dijimos la ruta para que llegaran adonde estaban los demás e iniciamos el rescate”, contó el uniformado natural de Medellín.

Finalmente, el coronel Morales, contó: “Empezamos a evacuar por el viaducto a las personas por la parte alta donde no había luz y lanzamos una bengala para guiarnos. Los bajamos del viaducto por una camino de herradura y luego en diferentes vehículos de la Institución los llevamos a Cajamarca”.

El comandante descartó personas muertas y heridas: “Los cuatro ocupantes de los automotores que se fueron al abismo quedaron vivos. Un conductor que transportaba abono iba para Buenaventura, otro transportaba fruta y en otro camión iban dos personas con chivos que habían salido de Guamo, los animales murieron”.

Anaime ante una inminente emergencia

Islena Ávila, es una de las personas que vive a pocos metros del río Anaime y ella al igual que los demás residentes, piden una sola cosa, el muro: “Que nos han prometido hace muchos años”.

La mujer ha estado en las dos últimas crecientes, hace 28 años y hace seis años: “Somos conscientes de que estamos en una zona de riesgo, pero somos viejos y pobres, para dónde nos vamos”. Ávila, en la última emergencia, perdió muchos animales.

EL NUEVO DÍA consultó a Pedro Pablo Marín, alcalde de Cajamarca, y dijo: “Contratamos los estudios y diseños de esos muros, los cuales fueron radicados hace 15 días en la oficina de Gestión del Riesgo en Bogotá”.

En una reunión que el mandatario tuvo con el gobernador Óscar Barreto, le solicitó que lo ayude a hacer presión para tener los recursos: “Teniendo en cuenta el inminente riesgo que corre la población de Anaime”.

Marín, aseguró, que no pueden calcular el tipo de avalancha que llegue: “Pero tenemos antecedentes claros por avalanchas en el corregimiento”.

Sin embargo, tienen un censo de al menos 300 personas que se podrían ver afectadas ante una avalancha del río Anaime.

Por eso, el objetivo principal es ubicar unas alarmas tempranas en algunos puntos, tarea que harían ayer con funcionarios de la secretaría de Gestión y el Riesgo. No obstante, hay una persona monitoreando el nivel del afluente.

Ante una posible emergencia, Cajamarca no cuenta con los recursos suficientes para atenderla, ya que es de sexta categoría y sólo tiene un presupuesto insuficiente de 16 mil millones de pesos por año para cubrir todas las necesidades municipales.

Los conductores que se salvaron 

Jhon Jairo Ramírez, era el conductor de una camioneta que quedó con daños por el lodo y las rocas que cayeron. Ramírez, manifestó: “Pagué el peaje y empezó a desbordarse la quebrada y me dio mucho miedo. Cuando intenté subir, una Turbo me impactó y me giró quedando en dirección a Cajamarca. El hombre había salido de Honda (Tolima) e iba para Armenia (Quindío). Finalmente, Ramírez aseguró que fue arrastrado 20 metros y pese al miedo no se bajó de su carro hasta que paró un poco la lluvia. 

Carlos Londoño, fue una de las personas que perdió una Turbo y contó: “Cuando cae la primera piedra sobre el capacete del camión me salgo y corro al peaje, y cuando miré, el deslizamiento estaba sobre los carros, incluido el mío en el que llevaba 95 chivos”. 

Ricardo Buitrago, conductor del bus S26, narró lo vivido: “Íbamos subiendo para Cali, pasé el peaje y cuando marqué la curva la ‘U’, se vino la avalancha y me atravesó el carro, quedando en dirección a Ibagué. Hubo pánico total porque nos arrastró y pensamos que nos llevaba al abismo. Cuando se detuvo evacuamos a los pasajeros y los llevamos al viaducto donde estuvimos hasta que llegó la Policía”. 

Credito
ANDRÉS PÁEZ

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