El sueño que pasó a ser pesadilla para un ‘Pijao’

SUMINISTRADAS
El pedalista tolimense Edison Javier Ibáñez vivió una amarga experiencia en la pasada Vuelta de la Juventud que culminó en Tunja.

Culminar en el penúltimo lugar en una competencia de carácter nacional podría ser decepcionante para cualquier deportista. Sin embargo, para el tolimense Edison Javier Ibáñez, su puesto 98 en la Vuelta a la Juventud 2017 fue un motivo de orgullo.

Pero, ¿porqué sacar pecho por un resultado tan negativo? En el papel, es una ubicación que podría considerarse vergonzosa. No obstante, terminar la carrera resultó todo un premio para este aguerrido ‘Pijao’, luego de la pesadilla que vivió.

Ilusionado

Cuando Ibáñez fue inscrito por un equipo bogotano llamado Fundación Misión Fares en el evento de las jóvenes promesas del ciclismo colombiano, no cabía en la ropa de la dicha, toda vez que sería el único representante de la ‘Tierra Firme’ en el certamen.

Pero esa felicidad se transformó rápidamente en desilusión, cuando comenzó a padecer una serie de inconvenientes por la negligencia de su escuadra, la cual nunca viajó preparada a este reconocido certamen organizado por la Federación Colombiana de Ciclismo.

“Tenía una enorme ilusión. Estaba muy feliz. No había nadie más de mi Región, mucho menos un equipo, entonces quería hacer brillar los colores Vinotinto y Oro. Pero, lastimosamente no pude, por factores ajenos a lo deportivo”, sostuvo Edison Javier a EL NUEVO DÍA.

La pesadilla

“La noche antes de la contrarreloj individual dormimos en el piso. Pensé que era algo transitorio, pero no fue así. El dueño del equipo nos dijo luego de la presentación de las escuadras, que con nuestro dinero se tanquearían los carros”, contó Ibáñez.

Pero eso no fue lo peor, recordó que “nos fuimos a descansar con el estómago vacío, porque no hubo comida. El día del inicio de la Vuelta todo fue un desorden en la mañana. Varios compañeros se levantaron tarde, y el desayuno fue muy poco, a propósito que lo tuvo que hacer el mecánico a las carreras. Así tuvimos que correr la mitad, porque los demás llegaron después de la hora reglamentaria y los castigaron”.

El tolimense dijo que “afortunadamente esa primera etapa fue corta, porque no teníamos caramañolas con hidratación. No calentamos. Nadie nos pasó ni una bolsa con agua al final de la prueba, y tampoco hubo recuperación física al terminarla. Si eso era el primer día, no nos queríamos imaginar todo lo que faltaba. Había mucha decepción en el grupo”.

‘Ángeles’ en la vía

Pero en medio de tanta indiferencia y descuido del equipo Misión Fares, Edison Javier Ibáñez logró levantar su moral gracias a Hernán Darío Muñoz, entrenador del EPM-UNE y quien lo había dirigido en el desaparecido Pijaos Tolima-Mundial de Tornillos.

“Gracias a Dios él estaba allá. Me dijo que no podía correr así. Cuando conoció mi situación, de arranque me dio para el almuerzo. Además, el EPM-UNE, junto con el GW-Shimano, se encargaron del traslado de mi bicicleta, y llevaron mi maleta.

El profe pudo conseguirme posada en cada ciudad a la que llegábamos, y también las comidas. Él y otras personas siempre estuvieron pendientes de mí, que si ya había comido, o tenía alimentación e hidratación durante la carrera. Nunca me dejaron solo. Eso me llenó de fuerzas para no renunciar, como lo hicieron los otros chicos del equipo, varios de ellos eliminados porque no tenían las condiciones de apoyo necesarias, estaban desamparados y sufrieron mucho”.

Animado a seguir

A pesar que sus expectativas en la Vuelta de la Juventud no se cumplieron, Ibáñez terminó el certamen con las botas puestas y la frente en alto. “Esta fue una pesadilla en medio de un sueño, pero creo que tomaré lo bueno que me pasó, como el respaldo de los amigos del deporte, que te invitan a levantarte y seguir adelante”.

El tolimense dijo que: “José Albeiro Vergara, dueño del equipo Fundación Misión Fares, tuvo el descaro de escribirme para felicitarme por sacar el nombre de la escuadra adelante. Incluso, me dijo que nos iba a llevar a otras competencias, pero yo no volveré a tener contacto con él. Por ahí escuché que la Federación lo quiere vetar, por llevar equipos a eventos en muy malas condiciones”.

Finalmente, sostuvo que “ante las caídas, uno nunca debe rendirse. Al contrario, hay que pararse con más energía y darlo todo por buscar el triunfo. No debemos rendirnos ante nada. Yo no lo haré. Mi mensaje es para los dirigentes, que se den cuenta cómo se está viviendo el ciclismo en Colombia, y que se debe trabajar por mejorar nuestras condiciones”.

Credito
RONAL RENGIFO ÁLVAREZ

Comentarios