14 mil 919 estudiantes “perdieron el año” o desertaron en el Tolima durante 2019

De cada directivo y docente depende, en gran parte, el grado de ocurrencia de la mortalidad académica de estudiantes y, en consecuencia, el grado de eficiencia interna de cada plantel educativo.
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De cada cien estudiantes matriculados en los dos mil 67 establecimientos educativos oficiales que funcionan en los 46 municipios no certificados del  Tolima, diez “perdieron el año escolar” (el 6.21%) o desertaron durante el 2019 (3.96% de deserción intraanual). Son datos que expresan la baja eficiencia interna de nuestro sistema escolar  en estas instituciones cuya gestión educativa recae sobre  la Gobernación. 

Que 14 mil 919 estudiantes hayan “muerto” académicamente, es grave. Porque si tal tasa de mortalidad se aplicara al desempeño de un médico, sería un escándalo que de cada 100 pacientes que llegaren a sus consultorios o centros de salud, 10 perdieran la vida. 

Entonces ¿por qué se admite tan alta mortalidad académica en los planteles educativos oficiales? Esto hasta el punto de que nueve mil 108 estudiantes “perdieron”, es decir, reprobaron el año escolar en el 2019. Y otros cinco mil 811 desertaron antes de culminar ese año. 

Entonces es entendida la eficiencia escolar como el gran reto de lograr que los estudiantes que se matriculen alcancen el rendimiento académico que implique la aprobación de los grados de escolaridad que cursaron en el 2019 y, a la vez, no abandonen las aulas y permanezcan en sistema escolar, por lo menos hasta el grado once de bachillerato. La reprobación de grados es un indicador de calidad de los aprendizajes y la deserción intraanual, medidor de la permanencia escolar exigible como un derecho fundamental de estudiantes. 

La situación más grave ocurre en la educación secundaria, nivel educativo donde de cada 100 estudiantes matriculados, aproximadamente  15,  reprueban los grados de este nivel educativo (sexto a noveno) o desertan antes de culminar el año escolar.

De acuerdo con los datos del boletín estadístico de la Secretaría de Educación Departamental (Lila Camelo Romero), los municipios de Ambalema, Planadas, Rioblanco, Espinal y Murillo, son los que encabezan el ranking de la alta mortalidad académica y, en el otro extremo, los cinco municipios de alta eficiencia interna, en su orden son: Valle de San Juan, Santa Isabel, Lérida, Coyaima y Armero Guayabal.

¿Qué ocurre en Ambalema donde hay tanta mortalidad académica? ¿Qué se hace en Valle de San Juan para que este fenómeno educativo sea menor, principalmente en Coyaima donde tradicionalmente los estudiantes tienen resultados poco deseables en las pruebas Saber 11?

La mortalidad académica

Ni el Ministerio de Educación Nacional ni el Dane, integran  los datos de “reprobación escolar” con los de deserción intraanual para calcular la mortalidad académica, situación que tradicionalmente se establece en los boletines de la Secretaría de Educación Departamental del Tolima y de otros departamentos. 

Se debe entender como mortalidad académica aquella que es producto de la reprobación escolar y  la deserción. Es un término  quizás agresivo como el de “matoneo”, este último relacionado con la Convivencia Escolar. Pero de todas maneras apropiado cuando se refiere a factores de ineficiencia en el desempeño académico individual o institucional, frente a la idea de que lo deseable es que todos los estudiantes logren la aprobación de los grados y las asignaturas del plan de estudios. De no ser así, se crean problemas emocionales en el estudiante, entre ellos sensaciones de baja autoestima y de fracaso, y pérdidas económicas en los padres. 

La reprobación genera otro fenómeno educativo aún más grave, la repitencia y la deserción interanual. Estudiante que no repite un grado reprobado, generalmente deserta, abandona los estudios, de ahí la gravedad de la ocurrencia de estos fenómenos socioeducativos que tienen relación con múltiples factores.

“Se entiende aquí como eficiencia interna la capacidad demostrada por el sistema educativo para retener la población ingresada, hasta que culmine todos los grados establecidos para el nivel respectivo, y para promover esa misma población de un grado a otro con la debida fluidez, evitando así la pérdida de tiempo”, es la definición dada por Luis Alberto Alfonso y Gloria Morales de Wilches. 
Entonces, hay indicadores de eficiencia interna para cada grado escolar como aquí se han descrito, para el paso de un grado a otro (repitencia y deserción interanual) e indicadores de cohorte.

Son indicadores de deserción escolar que  miden el cumplimiento del derecho a la permanencia y la obligación estatal de la adaptación de circunstancias para lograr que los estudiantes no abandonen el sistema escolar. 

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¿Qué hacer frente a la mortalidad académica?


De cada directivo docente y docente depende, en gran parte, el grado de ocurrencia de la mortalidad académica de estudiantes y, en consecuencia, el grado de eficiencia interna de cada plantel educativo. 

El derecho a la permanencia escolar,  se evalúa con base en indicadores de retención, deserción, promedio de escolaridad de la población, entre otros, implica que en cada institución escolar se cumplan normas y sentencias de la Corte relacionadas con la adaptación de la oferta educativa para propiciar la permanencia de estudiantes en las aulas, entre ellas, el suministro de alimentación escolar y transporte escolar, adecuar los horarios o jornadas escolares a las circunstancias del medio, realizar acciones que propicien la convivencia escolar, garantizar el libre desarrollo de la personalidad de los estudiantes y muchas otras más.

En cuanto a la aprobación y reprobación de estudiantes, cada institución escolar deberá diseñar e implementar estrategias que garanticen la aprobación de asignaturas y grados, establecer metas para evitar la repitencia escolar que tanto daño hace al proyecto de vida de cada estudiante. 

En el plan departamental de desarrollo  para el cuatrienio 2020-2023 se proponen tres metas de resultado a saber: Disminuir la deserción escolar de 3.99% a 3.0%; disminuir la repitencia escolar de 6.7% a 5.0% y disminuir la reprobación escolar de 5.9% al 5.0%.

Credito
 Luis Eduardo  Chamorro Rodríguez

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