Las nuevas modalidades de amenazas para los periodistas

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
‘Callar y fingir’, el más reciente informe que presentará la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip) en el marco del Día del Periodista, pretende vislumbrar los hechos amenazantes con los que tienen que vivir a diario los periodistas en Colombia.

Los cruentos relatos de comunicadores en los años 90, en donde eran atemorizados e incluso asesinados por los carteles de la mafia por sacar información en su contra, no son tan visibles hoy, sin embargo, lo que deja de presente el informe es que se siguen registrando actos de censura con nuevas modalidades.

Son 13 capítulos los que enmarcan el documento de la organización que ha velado por los derechos y la seguridad de los más de 500 periodistas que hay en el territorio nacional. La Flip, pone de presente que la principal amenaza es la violencia, esa misma que ha aquejado a cientos de colombianos, incluso, sin ser periodistas.

El 2019 dejó 177 comunicadores amenazados, dos asesinados y cuatro exiliados, según las cifras expuestas por Jonathan Bock, director ejecutivo de la Flip.

Para el directivo, el año pasado terminó siendo uno de los más violentos para los periodistas en Colombia, pues además de la censura a la que se enfrentan tienen que cargar consigo los desplazamientos entre regiones e incluso zonas vedadas de trabajo.

En departamentos como Arauca, Nariño y Putumayo, la mayoría de los comunicadores se han enfrentado a las amenazas constantes, esto sin contar que han tenido que salir del territorio por el riesgo que corre su vida.

“Las disputas entre nuevos grupos armados han marcado zonas vedadas para la prensa: Caloto, Corinto y Miranda, en el Cauca; Llorente y la zona fronteriza con Ecuador, en el Pacífico; y varios puntos que empiezan en Arauquita y terminan en Puerto Asís, en Putumayo. Una serie de coordenadas que dibujan los puntos ciegos del país”, dice el documento.

El caso más reciente reportado por la Flip es el de Mauricio Lezama, quien llevaba varios meses grabando un documental en Arauquita, cuando dos hombres le dispararon en siete ocasiones ocasionándole la muerte el 9 de mayo del año pasado.

Un mes después, también fue asesinado Libardo Montenegro, en Samaniego, Nariño, porque, al parecer, estaba organizando una manifestación para rechazar el regreso de la violencia a su municipio.

El reporte de Bock se presentará mañana con ocasión del día del periodista y da cuenta que las intimidaciones a reporteros se han multiplicado desde la firma de los acuerdos de paz.

“Durante los últimos tres años fueron amenazados 583 periodistas en Colombia. En el trienio anterior, es decir, desde 2014 al 2016, esa cifra fue de 257”, reposa en el documento y añade que esta es una radiografía que hace la Flip y que pone en alerta no solo a los comunicadores sino a las autoridades.

 

Nuevas formas de censura

El acoso judicial se ha convertido en uno de los lineamientos más firmes para censurar a los comunicadores, prueba de ello son las acciones legales que se interpusieron en contra del periodista y escritor Juan Pablo Barrientos, con el libro ‘Dejad que los Niños Vengan a Mí’. El texto relataba las irregularidades que hay al interior de la iglesia católica.

Entidades adjuntas a la iglesia, entre otras organizaciones religiosas, solicitaron a un juez que el libro de Barrientos fuera censurado. En primera instancia lo lograron, pero en segunda, recordaron la sentencia de la Corte Constitucional que alega el derecho a la libertad de prensa.

Este no es el único caso que se conoció en los estrados judiciales, en el alto tribunal reposa una tutela que interpusieron un grupo de periodistas, aduciendo que se les había vulnerado el derecho al trabajo y la libertad de prensa, cuando les prohibieron ingresar a una audiencia judicial que comprometía a un funcionario público con corrupción. Esa decisión está por deliberarse durante el primer semestre del año y está en manos del magistrado Carlos Bernal.

En materia de orden público, lo que también preocupa a Bock son las constantes agresiones a las que se han enfrentado los periodistas que han cubierto las marchas convocadas por la ciudadanía, desde el pasado 21 de noviembre. Han sido días en donde los manifestantes han marchado, algunas veces, de manera pacífica y otras no tanto.

Lo que documenta la Flip es que 66 reporteros fueron agredidos durante el paro nacional. Según el documento las agresiones, por lo general, venían por parte de la Fuerza Pública, y estas a su vez, acompañadas de malos tratos físicos y daño del material grabado en sus aparatos electrónicos.

A la Flip le preocupa que las agresiones aumentaron en dichas marchas con relación a las presentadas en el paro agrario, un escenario similar, ocurrido en 2013, dado que allí se registraron 40 agresiones a periodistas.

 

Los capítulos del informe de la FLIP

1. Violencia: el principal enemigo del periodismo.

2. Algo anda mal en la calle

3. “Soy periodista, estoy haciendo mi trabajo”

4. Recortes y despidos masivos

5. ¿Pauta o propaganda?

6. Receta para silenciar investigadores

7. Casos destacados 2019

8. Jueces, fiscales y policías cierran puertas

9. El Internet que nadie quiere

10. Al hablar de mujeres

11. Pintura para una máquina oxidada

12. Lucha contra la impunidad13. Ruedas creando redes

 

Los despidos

Otro fenómeno no físico que aqueja a los periodistas son los masivos despidos que se vienen registrando en los medios de comunicación nacionales. La Flip tiene referencia de que en los últimos cuatro años han despedido a 1.120 periodistas.

Para Bock, esta iniciativa promueve una clara violación al derecho a la libertad de expresión, dado que se cierran espacios que transmiten información de calidad. Durante 2019, el Tiempo Televisión cerró y junto a ello, más de 200 miembros del equipo periodístico quedaron desempleados.

La planta de la editorial El Tiempo también ha tenido despidos masivos, así como ha ocurrido con RCN TV. Lo que expone Bock es que estas situaciones son perjudiciales tanto para el medio como para la ciudadanía, ya que se cierran los canales de información por donde se suele tener acceso a lo que ocurre en la cotidianidad.  

De otro lado, para el experto está claro que hay una narrativa tendiente al despido de reporteros que hacen críticas en contra del Estado. “Hay presiones distintas que no son violentas”.Por ejemplo, el columnista Daniel Coronell, quien ha sido acérrimo opositor de los Gobiernos y ha dejado en la luz pública más de una denuncia, también, en algún momento de su carrera, en 2019 se vio obligado a dejar de publicar sus columnas en la Revista Semana. Sin embargo, al cabo de unos días regresó.

Werner Zitzmann, director ejecutivo de la Asociación Colombiana de Medios de Información, en diálogo con RCN Radio, destacó que el cambio en el modelo de negocios terminó afectando los reporteros.

Consideró que la situación es “preocupante y más en una profesión como el periodismo, donde no son tantos los campos en los cuales se puede desempeñar un periodista y esa es una de las muchas angustias que tenemos en esta industria”.

Credito
COLPRENSA

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