El impacto de los violentos en las zonas protegidas del país

Las Fuerzas Militares, la Unidad de Gestión del Riesgo y la Defensa Civil se encuentran trabajando de manera coordinada para combatir un incendio forestal en La Macarena, Meta.
Crédito: COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
Grupos armados ilegales están ocupando fronteras de Parques Nacionales Naturales para ampliar sus sembrados de coca y explotar la ganadería ilegal. Los daños ambientales son muy graves
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En al menos 20 de los 58 parques nacionales naturales de Colombia hay presencia de grupos armados ilegales, los cuales se están convirtiendo en una de las mayores amenazas para la biodiversidad del país. Y es que desde hace tres años, aproximadamente, el avance de cultivos de coca, y de la ganadería y minería ilegal se ha movido hacia zonas de alto valor medioambiental como Catatumbo y la Amazonía.

Según datos entregados por el Sistema de Información Ambiental para la Amazonia Colombiana (Siatc), entre enero de este año y el pasado 24 de febrero se registraron 6.975 puntos de calor (que muestran incendios activos o en alto riesgo de registrarse) solamente en el departamento del Meta. Aunque no todos tienen que ver con el accionar de violentos, las autoridades locales dicen que 80 % de las conflagraciones son provocadas por manos criminales.

En inmediaciones de esa zona, en el parque Tinigua y en la Serranía de la Macarena, hace apenas 15 días se registraron incendios que tardaron en controlarse por más de una semana y que arrasaron con 150 hectáreas, terrenos que van a necesitar al menos 20 años para recuperar la fauna y flora que se destruyeron por las llamas.

El Ejército es enfático en señalar al narcotráfico como la causa principal de la deforestación en zonas protegidas del país. Seguido de la minería ilegal y, en ese mismo renglón, la ganadería irregular.

El comandante de las Fuerzas Militares, general Luis Fernando Navarro, explica que además se presentan hechos violentos como quemas de árboles que se hacen en retaliación en contra de las acciones de la llamada Campaña Artemisa, que nació para cumplir la sentencia 4360 de la Corte Suprema, emitida en 2018 y que declara la Amazonía como sujeto de derechos.

“Existen varias razones por las que los Grupos Armados Organizados (GAO) y los Grupos Armados Organizados Residuales (Gaor) realizan estos destrozos en zonas protegidas, la primera es para ampliar su economía ilegal y la segunda es para contrarrestar las acciones del Ejército y replegarse en la zona”, dice Navarro.

Añade que este momento, alias Gentil Duarte, jefe de las disidencias de las Farc, es el principal deforestador de la zona de la Amazonía colombiana porque el tráfico de cocaína se ha convertido en uno de sus pilares económicos del grupo armado. Y añade que por la ubicación geográfica de su zona de influencia tiene opción de movilizarse a Venezuela y Brasil.

Justamente, esas rutas de tráfico de drogas y armas a esos países vecinos también llevan a que se ataque la biodiversidad, ya que, como lo explica el Comandante de las Fuerzas Militares, deben talar árboles para crear las sendas de tránsito a Venezuela y Brasil.

En este sentido, las zonas más afectadas por el tránsito de ilegales son Guaviare, Meta y Caquetá.

 

Los parques naturales, sitiados

La extinción de la guerrilla de las Farc después de la firma del acuerdo de paz en 2016 dejó una suerte de vacío de poder en zonas naturales protegidas. Y aunque excomandantes farianos como alias Romaña también estaban acusados de deforestar para sembrar hoja de coca, denuncias de la Defensoría del Pueblo indican que tras la salida de los guerrilleros, los problemas de medio ambiente aumentaron hasta en 100 %.

“En esos momentos en que no había el proceso de paz, la deforestación ellos [las Farc] la controlaban. Los campesinos le informan a uno es que ellos les decían anualmente pueden tumbar media o una hectárea y era para sembrar la comida”, indicaron delegados de Asuntos Agrarios y Tierras de la Defensoría en 2019, cuando visitaron la zona para realizar evaluaciones medioambientales.

Para poner un ejemplo del impacto de la llegada de disidencias y el ELN a ocupar sitios que estaban controlados por las Farc se pueden comparar las cifras de deforestación cuando las Farc estaban en armas en 2015. Para ese año, en el departamento del Guaviare se habían afectado 6.800 hectáreas, mientras que en el año 2017, un año después de que se firmara el acuerdo, la deforestación afectó más de 38.000 hectáreas.

“Infortunadamente, una vez acabó el conflicto con las Farc, el Estado Colombiano no ocupó lugares muy estratégicos como el de la Serranía de la Macarena. De alguna manera, esos territorios que quedaron en manos de los grupos disidentes y de empresarios criminales. Lo digo así porque violan la ley permanentemente y tienen interés constante en deforestar en lugares cercanos a los parques. A pesar de que Colombia tiene una Fuerza Pública fuerte, los cultivos de coca en estas áreas han aumentado de forma desmesurada y estamos viendo las consecuencias”, explica el profesor universitario y exministro de Medio Ambiente, Manuel Rodríguez Becerra.

El mismo Ejército confirma que al menos 5 % del total de 14 millones de hectáreas de parques naturales están sembradas con coca al comenzar 2020.

El general Navarro señala que la estrategia de los grupos armados, aunque no se especifica cuáles, es pagar 1.900.000 pesos a colonos y campesinos para que se encarguen de tumbar largas extensiones de selva con motosierras.

Después de un mes de que los troncos árboles talados ya están secos, se les ordena iniciar incendios para despejar más terreno y sembrar coca.

También se conocen denuncias, registradas por DeJusticia, en las que se habla de traslado de colonos desde los departamentos de Caquetá, Arauca y Santander hacia el Meta para ocupar terrenos sin propietarios, como baldíos o áreas protegidas de parques.

Los colonos son impulsores también de ganadería ilegal. De acuerdo con investigaciones realizadas en estos sectores, se habla de que en terrenos selváticos y montañosos se necesita el espacio de una hectárea completa, en promedio, para sostener 1,3 cabezas de vaca. Si el terreno es más llano, el terreno se amplía a siete hectáreas.

Incendio en la Serranía de La Macarena que afecta el sector de Caño Cristales.

A finales del 2019, el hoy exalcalde del municipio de Puerto Rico, en el Meta, denunció la movilización de personas con hasta 800 cabezas de res por la zona montañosa de la zona, alcanzando terrenos en Guaviare.

Y aunque la presencia de campesinos en las fronteras de los parques ha sido histórica, en promedio ellos tienen grupos de 12 a 15 reses para su sostenimiento. En el parque natural Tinigua denuncias de la Procuraduría que hablan de que solo dentro del parque la Tinigua hay 600 familias con al menos 60.000 cabezas de ganado, lo que significa un terrible impacto ambiental.

 

Las medidas del Gobierno

La creación de una nueva Fuerza de Tarea Ambiental que recoja y unifique las capacidades disponibles de la Fuerza Pública para proteger la biodiversidad y el medioambiente en el país fue anunciada esta semana por el Ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo.

La Fuerza de Tarea Ambiental, explicó, contará con integrantes de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional y entrarán a reforzar la Campaña Artemisa, que se ejecuta desde abril de 2019 en conjunto con la Fiscalía General de la Nación y el Ministerio de Ambiente.

“Esta campaña cuenta con 22.300 integrantes de la Fuerza Pública que han realizado 244 operaciones en Putumayo, Caquetá y Guaviare, así como en áreas protegidas de distintos Parques Nacionales Naturales”, dijo el Ministro y recalcó que esta campaña ha recuperado 5.300 hectáreas de Parques Nacionales Naturales.

Además, dijo que se han recuperado 316 aves, 3.974 especies entre mamíferos y reptiles, 9.075 peces, y se han incautado 31.254 kilos de pesca ilegal. También se han incautado 21.564 metros cúbicos de madera, y se han brindado 130 apoyos para el control de incendios forestales.

Credito
COLPRENSA

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