Editorial: Contrastes agridulces

Para ayudar a morigerar el dolor de los acontecimientos internos, bien de la confrontación fratricida o las manifestaciones de la naturaleza y para añorar todo lo que podría alcanzarse si las energías de todos se enfocaran en la creación y la práctica de disciplinas admiradas y no en la destrucción y la muerte.

Lejanos están los días en los que las figuraciones de atletas colombianos en certámenes de categoría mundial eran esporádicos, por no decir una rareza.

Por allá Jaime Aparicio armaba toda una celebración nacional luego de triunfar en los 400 metros en unos Juegos Bolivarianos y, luego, en los Panamericanos. Eran las épocas en las que el cierre del año se acompañaban de la expectativa sobre la Maratón de San Silvestre y el triunfo de Víctor Mora.

En 1949 la novena colombiana obtuvo el campeonato mundial aficionado en béisbol, triunfo que se repitió en 1964. Y así si “Cochise” se coronaba campeón mundial en los 4 mil metros persecución individual o Álvaro Mejía ganaba la Maratón de Boston.

En fútbol se vivió por lustros del empate 4-4 con la Unión Soviética en Arica y con los puños dorados de Caraballo, “Pambelé”, el “Rocky “ Valdés o “Happy” Lora y la solitaria medalla de Bellingrodt en los Olímpicos.

Marcado contraste con la época actual en la que prácticamente no termina una semana sin que se esté celebrando una victoria orbital en las más disímiles disciplinas o el triunfo de un colombiano o un grupo de compatriotas en las más exigentes pruebas que atraen la atención mundial y, en ocasiones, en deportes en los que ni siquiera se sabía que tuviera practicantes en Colombia o se tratara de ignotos ejecutores.

Basta repasar el último mes y solo en torneos mundiales o competencias orbitales: tiro al arco, patinaje en ruedas, BMX, salto de plataforma, automovilismo, gimnasia olímpica, atletismo, fútbol, ciclismo, fútbol de salón y quién sabe cuántos más que se queden entre el tintero.

Por el lado del terreno artístico resulta grato registrar los triunfos de los cineastas colombianos en Cannes, así como de los escritores, artistas plásticos, compositores e intérpretes en los escenarios internacionales .

Unos y otros fruto de férreas disciplinas, compromiso total y talento sumado a voluntad de hierro.

Para ayudar a morigerar el dolor de los acontecimientos internos, bien de la confrontación fratricida o las manifestaciones de la naturaleza y para añorar todo lo que podría alcanzarse si las energías de todos se enfocaran en la creación y la práctica de disciplinas admiradas y no en la destrucción y la muerte.

REDACCIÓN EDITORIAL

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