Editorial: La crisis griega y sus repercusiones

La incertidumbre crece ya que en el pasado ha habido enorme rechazo popular a las restricciones y las acordadas se han convertido en una disyuntiva entre el colapso y un plazo tentativo para ver si el remedio actúa o solo compra tiempo. Las bolsas, por la misma razón, permanecen expectantes y sus tremores se sentirán en todo el orbe.

En toda Europa se vive la tensión por cuenta de la crisis económica griega, habida cuenta de que una cesación de pagos por cuenta del gobierno en Atenas conduciría a la exclusión del país helénico de la zona del euro, con consecuencias no solo al interior del país, sino allende las fronteras con repercusiones en toda la Unión Europea.

Bruselas ha mantenido el flujo de dinero hacia el sistema bancario griego en espera de que se pueda alcanzar un compromiso y el primer ministro griego Alexis Psipras ha convocado un referendo para el 4 de julio para conocer la opinión de los ciudadanos respecto de los términos.

El Banco Central Europeo, la Comisión Económica Europea y el Fondo Monetario Internacional revelaron los puntos principales de las reformas que ha de implementar Atenas para conseguir los recursos con los cuales atender los vencimientos de créditos de mañana que alcanzan los dos millardos de euros y sin los cuales se producirían las sanciones.

Los puntos definidos, que se habían filtrado poco a poco, se han hecho públicos e incluyen modificaciones en el sistema pensional, por medio de los cuales se aumenta paulatinamente la edad de jubilación a los 67 años y se reducen las mesadas; se incrementa a 13 por ciento el IVA en los hoteles; se reducen drásticamente los gastos en defensa y los impuestos a las sociedades pasan de 26 a 28 por ciento.

Entretanto los retiros de dinero se incrementan y las colas en los bancos y en los cajeros electrónicos durante el fin de semana fueron interminables, pues se especula que para hoy el gobierno decretará un feriado bancario que puede llegar hasta el bloqueo de las operaciones electrónicas.

La incertidumbre crece ya que en el pasado ha habido enorme rechazo popular a las restricciones y las acordadas se han convertido en una disyuntiva entre el colapso y un plazo tentativo para ver si el remedio actúa o solo compra tiempo. Las bolsas, por la misma razón, permanecen expectantes y sus tremores se sentirán en todo el orbe.

Llama la atención, eso sí, que las recomendaciones en cuanto a pensiones, impuestos y gastos militares se asemejan mucho a las que se han comenzado a agitar en el caso colombiano.

REDACCIÓN EDITORIAL

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