Editorial: De amnistías e indultos

La historia no se puede manipular con tan abierto cinismo ni a la ciudadanía se le puede menospreciar con argumentos falaces.

En los casi 200 años de tormentosa vida republicana e independiente en la que las confrontaciones y los conflictos han sido pan de cada día se han sucedido en Colombia más dos centenares de episodios de perdón entre los cuales se destacan al menos siete grandes eventos en los que se concedieron amnistías e indultos. Las más de 200 ocasiones en las que se concedieron beneficios jurídicos especiales se hicieron mediante la ruptura de mandatos constitucionales ya que se benefició no solo a delincuentes políticos que incurrieron en delitos atroces, sino a delincuentes comunes protagonistas de masacres.

Como tales eventos (especialmente los siete mayores) están prolijamente descritos en los libros de historia y las crónicas de la época es preciso revisar tal información para saber qué, de todos esos procesos, fue útil y permitió morigerar el permanente estado de confrontación, cuáles lo único que hicieron fue exacerbar el conflicto y, por último, aquellos que nada aportaron a la concreción de una relación civilizada de la ciudadanía.

El asunto ha recobrado vigencia ahora que, como muestra unilateral de contribuir a la mitigación del conflicto, el Gobierno ha determinado otorgar indulto a 30 guerrilleros de las Farc detenidos por el delito de rebelión y que (se supone) no han cometido crímenes de lesa humanidad y atraviesan por una delicada situación de salud.

El tema no debería causar sorpresa habida cuenta de que, como se recuerda al principio de esta nota, han sido centenares las ocasiones en las que los distintos gobiernos han utilizado la figura, a más de que en el actual proceso de negociación han sido varias las manifestaciones de buena voluntad de las partes en el propósito de concretar la paz definitiva.

Las opiniones han estado divididas y es bueno que se produzca el debate, lo que resulta incomprensible es el cinismo de algunos (otros lo atribuyen al Alzheimer) que habiendo concedido esta clase de beneficios jurídicos en el pasado reciente se vienen lanza en ristre contra la decisión gubernamental. La fiebre del olvido no se ha extendido a toda la población pues muchos recuerdan la liberación del llamado Canciller de las Farc, Rodrigo Granda, capturado en Venezuela tras una conflictiva operación y que fue liberado en el gobierno del senador Uribe por pedido del presidente francés, Nicolás Sarkozy, sin ninguna contraprestación o las liberaciones de centenares de guerrilleros presos en los gobiernos de Pastrana y Uribe con similares argumentaciones.

La historia no se puede manipular con tan abierto cinismo ni a la ciudadanía se le puede menospreciar con argumentos falaces.

REDACCIÓN EDITORIAL

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