Editorial: Murió el Plan Colombia y nace Paz Colombia

El presupuesto de Paz Colombia viene a sumarse a las promesas y aportes determinados por países como Noruega y organizaciones como la Unión Europea, pero en medida alguna puede pensarse que el peso principal de la carga no ha de quedar en los hombros de todos los colombianos.

Terminaron en Washington las festividades y conmemoraciones por los 15 años del Plan Colombia. Hubo de todo: presencia de expresidentes (no todos), ministros, personalidades, expersonalidades, magnates, lagartos varios, reinas, Delirio, ofrendas florales, partido de básquet de los Golden Warriors, congresistas (de ambos países) y propiciadores de la paz.

Unos calificaron el evento como el entierro del Plan Colombia y, otros, como el nacimiento de Paz Colombia. En efecto, hubo de ambos. Terminó uno dedicado específicamente a la guerra y se inicia otro que si bien va a tener un ingrediente para no bajar la guardia ante la presencia de paramilitares, narcotraficantes y las guerrillas que no se acojan a los acuerdos, tendrá una mayor incidencia en el fortalecimiento institucional, la reparación de las víctimas, la construcción de infraestructura en las zonas afectadas por la confrontación y el desminado de las regiones en las que existen estos adminículos de muerte y destrucción.

Por ahora, el gobierno de Obama ha de presentar al Congreso de su país un presupuesto de 450 millones de dólares que han de convertirse en la cuota inicial del nuevo proyecto. El buen ambiente bipartidista que se advierte en Washington respecto de Paz Colombia hace pensar que su trámite no encontrará inconvenientes, aunque existan en Colombia quienes se han propuesto obstaculizar, a como dé lugar, la iniciativa.

Muchos de los opositores tienen una inveterada aversión a todo lo que signifique la paz y solo conciben acciones de guerra, venganza y retaliación. A estos últimos debe recordárseles los resultados de los meses en los que ha existido un virtual cese al fuego bilateral, en los que no ha habido muertos ni del Ejército y la Policía ni de las Farc, por lo que se puede colegir que este ha de ser uno de los primeros y más beneficiosos resultados del acuerdo y simiente de otros importantes beneficios en el futuro para todos los colombianos.

El presupuesto de Paz Colombia viene a sumarse a las promesas y aportes determinados por países como Noruega y organizaciones como la Unión Europea, pero en medida alguna puede pensarse que el peso principal de la carga no ha de quedar en los hombros de todos los colombianos.

Cada vez se ven más cerca los acuerdos.

REDACCIÓN EDITORIAL

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