Editorial: Extrañas y coincidentes reacciones

Lo visto en la celebración del aniversario 206 de la Independencia en Bogotá, con bandas vestidas y portando estandartes negros, trae perturbadoras reminiscencias de “chulavitas”, oficinas de Envigado, AUC y clan U.

Otrora las protestas de campesinos y obreros eran protagonizadas por ciudadanos pertenecientes a esas mismas organizaciones. En años más recientes se observa en las movilizaciones una diferente composición. En efecto, en las últimas protestas y bloqueos se multiplica la presencia de vehículos de alto costo y vidrios polarizados, y los participantes con finas prendas portan pancartas de material especial con consignas impresas con alta calidad y diseñadas con lemas originados en agencias de publicidad que, simultáneamente, se reproducen por organizaciones políticas.

La presencia en calles y carreteras de estos grupos (que por cierto también cuentan con grandes contingentes humanos a los que los costos de movilización y mantenimiento en las posiciones no parecen importarles) coincide con fechas de elecciones y decisiones políticas significativas. Por cierto, la acción de estos grupos se acentúa en la medida en que avanzan las conversaciones de paz y se multiplican cuando se hace inevitable la conclusión de los diálogos y el país se apresta a refrendar con su voto los acuerdos alcanzados con el mayor grupo guerrillero, tal y como ha ocurrido con el paro camionero, que ya tiene más de 45 días, amenaza el abastecimiento en ciertas regiones y cada vez se traduce en acciones más violentas y coordinadas.

De hecho se afecta la recuperación económica que se anticipaba tras la finalización del fenómeno de ‘El Niño’, lo que prolonga la incertidumbre en cuanto a la superación del período de inflación de fines del año pasado y comienzos del presente.

Como los anuncios de La Habana indican que la firma de la paz es inminente y se produjo el fallo de la Corte Constitucional dando validez al plebiscito, las más elementales barreras parecen haberse derribado y como en la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler se llama a las fuerzas de choque radicales a tomar las vestimentas e insignias y asumir las acciones de los grupos paramilitares que llevaron al mundo a la Segunda Guerra Mundial y a las más horrendas abominaciones.

Lo visto en la celebración del aniversario 206 de la Independencia en Bogotá, con bandas vestidas y portando estandartes negros con intención de alterar los desfiles de celebración de quienes, esos sí, con su sacrificio y sangre han logrado que la paz esté más cerca, trae perturbadoras reminiscencias de “chulavitas”, oficinas de Envigado, AUC y clan U.

Las cosas no parecen detenerse allí, pues al no explicado e inoportuno incendio de la hidroeléctrica de Guatapé y la súbita aparición de problemas financieros en las termoeléctricas en plena crisis de lluvias, se suma el incendio de la Plaza Mayorista de Envigado, recién surtida para hacer frente al desabastecimiento derivado del paro camionero y se conocen las grabaciones en las que los estafadores con la “chatarrización” de los camiones se escuchan coordinando los disturbios del 20 de julio.

Lo que habrá que soportar a medida que crezca la avalancha por la paz.

REDACCIÓN EDITORIAL

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