Cuando todos los líderes del planeta, los presidentes de las naciones del primer, segundo y todos los mundos tratan de contener, por todos los medios, la expansión del Coronavirus Covid 19, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió emprender una escalada internacional contra el régimen de Maduro y sus cuadros de gobierno en Venezuela.
Primero, el Gobierno de Estados Unidos presentó una acusación penal contra Maduro, responsabilizándolo de tráfico internacional de drogas. El Departamento de Justicia anunció un alto precio, en dólares, por la cabeza del dictador venezolano.
En cifras, la recompensa asciende a 15 millones de dólares, por información que pueda llevar a la detención y al arresto de Maduro.
Días después, el presidente estadounidense ordenó “duplicar” el número de barcos militares y soldados en las costas latinoamericanas con el argumento de luchar contra el tráfico de drogas en el este del océano Pacífico y el mar del Caribe, incluyendo a Venezuela y México.
Trump detalló, en ese momento, que las operaciones militares contaban con el apoyo de otras 22 naciones, que tendrían como tareas aportar información de inteligencia. El objetivo de la operación serían los cárteles mexicanos y el círculo cercano a Maduro.
Así mismo, EE.UU. propuso conformar un gobierno de transición en Venezuela que esté integrado por oficialistas y opositores; aunque sin la presencia del presidente Nicolás Maduro ni del líder opositor Juan Guaidó.
Sumado a ello, fichas de alto nivel de la Administración Trump se han referido al jefe del régimen venezolano como el líder de un cartel de drogas que a un gobierno.
Muchos analistas refieren a esta escalada como un nuevo distractor de la Casa Blanca ante el mal manejo que le dio el presidente Trump al avance vertiginoso del Coronavirus.
Su falta de diligencia y el hecho de no darle la importancia real a la pandemia, significó que hoy se contabilicen más de 225 mil infectados y más de siete mil muertos y con las cifras en franco aumento, todos los días.
La escalada de Estados Unidos pone en aprietos al gobierno del presidente Iván Duque, su principal aliado en la región.
Otro dolor de cabeza para el ya “impopular” Jefe de Estado colombiano, quien está concentrado en no permitir el avance de la pandemia y a quien una distracción le significaría una peor calificación de la que ya tiene.
También debe recordar Duque, que Maduro tiene poderosos aliados en el mundo encabezados por Rusia, que tachó de “absurda” la acusación contra Nicolás, y China. En los actuales momentos es mejor quedarnos quietos.
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