La Cuaresma tiene un nuevo desafío. Este tiempo litúrgico de conversión debe servir no solo para reconocer que “somos pecadores y buscar el perdón” sino, también, para proteger “nuestra casa común: la naturaleza”.
Así lo dijo ayer el arzobispo de Ibagué, Flavio Calle Zapata, al proferir su mensaje de Miércoles de Ceniza. Monseñor anunció que este tiempo, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua, debe unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, tal como lo enuncia el papa Francisco en su encíclica ‘Laudato si’.
Ante una Colombia herida por la sequía y el desorden ecológico, “el llamado es a tomar lección de lo que hoy estamos padeciendo y hacer que las instituciones hagan respetar la creación en la cual vivimos”.
El Arzobispo, además de recordar que se han perdido aguas y cultivos, en gran medida por acciones humanas, advirtió que las heridas causadas al planeta podrían repetirse “si no hay una nueva forma de amor, respeto y defensa del planeta”.
Es por lo anterior, que convocó a los feligreses a continuar en oración “pidiendo y actuando para que llegue pronto la normalidad”.
Compromiso por la paz
Monseñor Calle Zapata abrió el ciclo de invitación y predicaciones instando a un compromiso verdadero por la paz, la concordia y el respeto a los demás.
Que este periodo sea para sembrar en los corazones el sentimiento de reconciliación, perdón y sanación de heridas.
“Porque podría ser que se llegue a firmar el final de una guerra que hemos tenido durante más de 50 años, pero que haya paz verdadera será un trabajo de cada persona”, dijo el Arzobispo.
Y agregó: “Preparémonos para aprovechar la paz firmada y la paz individual”.
Es decir que el reto trazado es esforzarnos por una conversión real en la forma de vivir y tratar a los demás.
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