Las prórrogas que han marcado el Túnel de la Línea

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
Si el cronograma inicial del llamado macroproyecto Túnel de La Línea, que atraviesa la cordillera central y al que lo conectan dos tramos de dobles calzadas por el Tolima y Quindío, se hubiera cumplido al pie de la letra, hoy (enero de 2014) los colombianos tendrían esta añorada obra terminada y en operación.

Pero la realidad es bien distinta. Problemas por contaminación ambiental en afluentes que alimentan acueductos; las parálisis por violación a la licencia ambiental; fallas geológicas; obras pendientes y aún sin contratar; y hasta la mala estructuración de la iniciativa, según lo ha reconocido el mismo Gobierno, han marcado un camino de retrasos en las obras para ver luz al final de este túnel, uno de los megaproyectos más importantes del país. En esto recaen pecados cometidos por el Invías (contratante) y el contratista, la Unión Temporal Segundo Centenario (Utsc). 

Desde que empezó la etapa de iniciación del proyecto (diciembre de 2009) se ha modificado el cronograma de actividades en por lo menos tres ocasiones y lo que el contratista debió entregar construido (túnel y segundas calzadas) a mediados de 2013, se irá, de no haber mas extensiones, a noviembre 30 de 2014, según se señala en la séptima modificación, la última realizada al contrato en septiembre pasado. Esto movió los tiempos de construcción más de un año. Por ello las miradas a esta iniciativa están puestas en esta vigencia. 

El proyecto fue pensado como una de las vías para la prosperidad, la cual traería la ampliación del comercio exterior colombiano, al permitir una mejor vía para conectar y acortar el recorrido entre Bogotá y Buenaventura. El túnel principal tiene una extensión de 8.650 metros y a él están conectadas las segundas calzadas por el lado del Tolima (8,8 kilómetros) y Quindío (9,3 kilómetros) compuestas por 25 viaductos y 20 túneles cortos. 

Sin embargo, la megaobra estará lista en ese plazo solo si se cumple con 5% de lo que resta por excavar el túnel (unos 500 metros) más su revestimiento, que ya lo inició el contratista, y si se termina 35% y 50% de lo que falta entre obras a cielo abierto y túneles y viaductos, respectivamente, de las segundas calzadas. Esto no incluye las obras anexas, unos 2,5 kilómetros a cargo del Invías, que unen el portal Quindío con la segunda calzada y que implica la construcción de tres túneles cortos. Ni estas obras anexas ni los equipos electromecánicos para el túnel principal (ventilación e iluminación) se han contratado. Según el Invías, el 4 de febrero próximo se adjudicarán las obras anexas. El tiempo de ejecución en estos dos frentes se estima en más de un año. Esto en palabras simples indica que si aún cumpliendo el contratista con los plazos de la última modificación, el túnel no puede darse al servicio. 

“El concesionario ha cumplido la meta 10 del contrato hasta el momento”, según Germán Grajales, director encargado Invías. Pero este hito contempla haber terminado de excavar el túnel, tener listos los soportes del subterráneo y los pavimentos, situación que hoy no está dada. 

El contrato inicial del proyecto tuvo una adición (N6) publicada en julio de 2013 y en ella se establece que el constructor debió haber acabado las obras el 1 de diciembre de 2013 y tenía dos años adicionales, entre 2014 y 2015, de operación y mantenimiento, ítem que no se cumplió. El Otro Sí (N6) al contrato está publicado en la página de contratación del Estado y es el último documento oficial publicado, pero según información del Invías y del contratista en la séptima modificación se extiende el plazo hasta diciembre de este año para culminar todo el contrato a finales de 2016. La razón dada: fallas geológicas. “Lo que se tenía calculado es que las fallas podrían estar alrededor de 800 metros y lo que salió real fueron 2.700 metros, esa diferencia hace que la obra se retrase y por eso se reprogramó”, dijo Grajales. 

Los 1.900 metros más de falla geológica no están contemplados en el contrato y tendrán un costo adicional que Invías negocia con el constructor.

“Ellos (Invías) tienen un precio y nosotros otro”, dice el representante de la Utsc, Carlos Collins. El contrato inicial llave en mano, por $629.000 millones (el constructor ha recibido $600.000 millones), no ha tenido adición, pero con las fallas la obra tendrá otro precio. En marzo se vence un nuevo hito que contempla un avance de 20% en el revestimiento del túnel. De todas formas, los cumplimientos están atados a los temas ambientales, sobre los cuales hay alertas prendidas y sanciones caminando por violaciones a las normas que cobijan al contratante y al contratista. Espere la próxima semana el informe sobre el tema ambiental. 

Credito
COLPRENSA

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