Acualterno: ¿con desequilibrio contractual?, II parte

JORGE CUÉLLAR - EL NUEVO DÍA
Desentrañando el polémico contrato para el acueducto complementario, van apareciendo nuevas sorpresas, coincidencias y nombres, como que Francisco Montoya puso a aprobación una adición de $8 mil millones cuando el apoderado del contratista asesoraba a la Edat.

Dos kilómetros de tubería de los cuatro mil 700 metros de la fase Uno es lo que ha instalado el consorcio Acualterno, según Ricardo Salcedo, director Operativo del Ibal. 

En cuanto a los cuatro viaductos, el funcionario dijo que dos están en ejecución y los otros dos están en fabricación en taller. Además, aseguró que estos,  así como los tres pasos subfluviales ya tienen los diseños.

Mientras tanto, la interventoría está revisando técnicamente los diseños del túnel de 90 metros, y de esos resultados saldrá el costo real de mismo. Pero ¿Por qué 18 meses después de haber firmado el contrato apenas están analizando los diseños?

Aunque no hay claridad en ese aspecto, Salcedo sostuvo: “Nosotros previmos en el contrato que el costo del túnel después de entregados los diseños tendría un valor más alto, por eso toca buscar los recursos”, lo que confirma que cuando se firmó el acto contractual no se tenía certeza sobre los costos reales. ¿Por esos diseños están atrasadas las obras?

En lo que respecta al retraso de siete meses, el Director Operativo responsabilizó a las fallas geológicas y a las condiciones del terreno. 

“Eso paralizó las obras en febrero, las cuales se reanudaron en octubre. Pero, aparte de eso, teníamos inconvenientes con dos predios para la servidumbre”.

¿Pero realmente fueron estas las razones por las que se retrasaron las obras? Según el ingeniero Orley Vidales, miembro de Acualterno, el Ibal se demoró en tramitar la licencia de aprovechamiento forestal. Prueba de ello es que este documento apenas se radicó el pasado 30 de enero y se expidió el 2 de mayo.

Aparte de estos tropiezos, Orlando Arciniegas, abogado de Aculterno, fue más allá y responsabilizó al exgerente de la empresa de acueducto Eduardo Bejarano por la demora en la aprobación de los rediseños de la fase Uno, por estar en una discusión con Fonade, y con el Ministerio, sobre el que debía dar dicho visto bueno.

“Bejarano como gerente no tomó las riendas del proyecto, porque se rebotaron la pelota con la interventoría sobre la aprobación de los rediseños”.

A esta afirmación, Eduardo Bejarano respondió: “Resultan curiosas las afirmaciones del señor Arciniegas, toda vez que es lógico que los diseños los debía aprobar la interventoría, pues esa era una parte de sus funciones”.

El exgerente también ventiló que en un comité directivo del plan de aguas celebrado el 26 de abril de 2012, en la Casa del Tolima, el gerente de la Edat, Francisco Montoya sometió a aprobación una partida de ocho mil millones de pesos para adicionar el contrato de Acualterno, sin pasar por el Ibal y sin tener sustento legal o técnico alguno para “tamaña adición”. 

“Ese día los funcionarios del Ministerio de Ambiente y del Departamento Nacional de Planeación, al igual que el gobernador Delgado Peñón, quedaron sorprendidos. 

“No obstante, ellos negaron de tajo tan peculiar solicitud. Además, para esa época el señor Arciniegas, hoy apoderado de Acualterno, era asesor jurídico de la Edat”. 

Y agregó: “La molestia de algunos radica en que no tragué entero en este espinoso asunto, ni procedí mansamente a adicionarlo. 

“De hecho, eran tantas las dudas que surgían desde el punto de vista técnico, jurídico y presupuestal, que por escrito el 26 de julio de 2012, puse en conocimiento de la Procuraduría General de la Nación, la Procuraduría Regional, la Contraloría General de la República y de la Oficina del Zar Anticorrupción diversas situaciones relacionadas con este contrato”.

¿Qué hicieron con el anticipo?

De acuerdo con los voceros de Acualterno, los mil 890 millones de pesos que se les entregó como anticipo han sido invertidos en la compra de accesorios a la empresa American Pipe, en materiales como triturado, arena y cemento, así como los rediseños.

En cuanto a la construcción de los cuatro viaductos, en donde tuvieron que ajustar el diseño, se dijo que ya se tiene el costo de los mismos, pero estos están en revisión por el Ibal. 

Y se reitera la pregunta: ¿Por qué iniciaron una obra sin tener el resultado de tales diseños? Según los ingenieros del consorcio, la obra permitía hacer unos trabajos, mientras se esperaban los resultados de los rediseños.

Pero aparte del problema del retraso en el tiempo, surge una nueva situación, por qué tras esos ajustes aparecen unas nuevas obras de estabilización en la línea de conducción, que implican mayores cantidades de obra y mayores costos. 

Luego, ¿Faltó planeación? “El Ministerio de Medio Ambiente, que hoy es de Ciudad y Territorio, parece que en ese entonces sólo destinó al Ibal los seis mil 300 millones de pesos, presupuesto desactualizado que lo hicieron en 2007”, dijo uno de los ingenieros del consorcio.

Y surge en el panorama un nuevo término: desequilibrio contractual, que, según los contratistas, está aforado en unos 10 mil millones de pesos, dinero que, según ellos, está justificado.

“Queremos hacer la obra, hemos aguantado muchos inconvenientes, pero recomendamos hacer las obras de estabilización, porque en seis meses se puede dañar con una ola invernal. Y eso está justificado en los rediseños”. 

Posición que respaldó Ricardo Salcedo, quien en la visita del 2 de mayo refirió: “Hay que adicionar en plata y en tiempo para terminar estos 7.5 kilómetros”.

Pero es que el desequilibrio contractual se venía planteando desde el 10 de julio de 2012, cuando Acualterno, a través de un derecho de petición, le pidió al Ibal reiniciar las obras y restablecer la ecuación contractual por la paralización del contrato por causas no imputables al contratista. 

Y se pidió pagar: “Los materiales e insumos, por pérdida de tiempo entre la iniciación y la futura e incierta reiniciación de las obras. Costos financieros y permanentes de los dineros gastados en legalización, consultoría y demás.

“Otros gastos en los que está incurriendo el consorcio Acualterno por la parálisis del contrato”. 

En dicho documento también se menciona que el Ibal, consciente de la realidad jurídica, técnica y económica del proyecto, no se pronunció ni mostró voluntad para destrabar las obras. 

“Esto hace presumir que el Ibal no quiere permitir al contratista cumplir con el objeto del contrato. Dejamos claro que la ejecución y el futuro del contrato están totalmente en manos del Ibal.

“Por estas razones se está rompiendo directamente la ecuación de equilibrio del contrato en contra de Acualterno, que deberá compensarse, reconociendo y pagando sumas futuramente solicitadas”, puntualiza el escrito.

¿Adicionarán los recursos?

Conforme a lo explicado por el abogado Orlando Arciniegas, en una reunión con el Ibal se planteó dos alternativas: liquidar unilateralmente el contrato por incumplimiento del Ibal por el no pago al contratista, pues, según él, de las cuatro actas hace apenas unos días, se pagaron dos. 

Así como por la no aprobación de proyectos que se habían presentado hacía más de un año, o que el Ibal pague el desequilibrio contractual, porque el contrato fue firmado a ocho meses, y han pasado 16.

Mientras que el gerente del Ibal, Carlos José Corral, sostuvo que los 4.7 kilómetros no valen seis mil 300, por las obras de estabilidad de talúd, el túnel de 90 metros y los viaductos.

Sin embargo, tras una cotización hecha con ingenieros del Acueducto de Bogotá, las tres obras principales de este contrato, que son: instalación de los cuatro mil 700 metros de tubería, construcción de los cuatro viaductos y un túnel de 90 metros, tendrían este costo.

“La Empresa de Acueducto y Alcantarrillado de Bogotá, en este momento está pagando como máximo 320 mil pesos por metro de tubería instalada, en este caso los cuatro mil 700 metros a 300 mil pesos por metros, darían mil 400 millones de pesos. 

“El túnel de los 90 metros en el sistema Transmilenio se paga a cinco millones 900 mil pesos, así que los 90 metros tendrían un valor de 500 millones, y los cuatro viaductos a tres millones 200 mil pesos, como se paga aquí, serían 896 millones. En total y sumando esas cantidades, no dan más de dos mil 805 millones de pesos”.

¿Adicionarán los 10 mil millones de pesos que pide el contratista? Esa es una decisión que está en manos de la Alcaldía y el Ibal. 

Por ahora lo único que se sabe es que el 19 de abril de esta vigencia se firmó una prórroga de ocho meses al contrato entre el Ibal y Acualterno. 

Credito
ANA LUCÍA RIVERA Q. REDACCIÓN EL NUEVO DÍA

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