Memorias sobre la sociedad ibaguereña narradas por la dueña de una ‘Casa de Citas’

Ibagué como cualquier ciudad del mundo también cuenta desde sus inicios con las denominadas casas de citas, unas fueron muy reconocidas por la gente y, a pesar del tiempo, se niegan a desaparecer.

Por la mente de ‘Chavita’ pasan miles de historias de vida de las mujeres que ayudó a salir del mundo de la prostitución y de aquellas que aún continúan ejerciendo el oficio más antiguo del mundo, y que en Ibagué tiene como sitio recordado ‘Las Casadas’ y  ‘La Amistad’, entre otros.

Guarda los secretos de la alcurnia ibaguereña de los años 80, donde muchas mujeres que trabajaron en algún momento con ella, ahora son grandes esposas, madres de familia de famosos políticos, militares o empresarios; secretos que se llevará a la tumba.

Esta mujer que no sobrepasa el medio siglo de edad, está involucrada en el mundo de la prostitución por sus tabernas, a las cuales llegaban mujeres de todas las edades buscando una opción laboral, incluso una oportunidad de vida.

En el oficio algunas de las mujeres consiguieron que sus clientes, famosos o no, fueran sus esposos.

La década de los 80

‘Chavita’ apenas recuerda el día que se inició en el mundo nocturno, cuando era menor de edad; el primer local que tuvo (siempre quiso ser dueña de su propio establecimiento), fue en la calle 17 con carrera Primera, en la Taberna ‘La Amistad’.

De este local, tiene recuerdos agradables y otros no tanto, ahí en ‘La Amistad’ salió concejal de Ibagué, vio cómo algunas de sus mujeres se casaban con políticos y empresarios; por eso, cuando le preguntan sobre el oficio responde que infortunadamente en el mundo hay mucha gente con doble moral.

Narra esta mujer que Germán Arbeláez, dueño de la taberna ‘La Amistad’, le propuso que continuara con el negocio, que él le arrendaba el local, habitaciones y camas, pero le respondió que no, que ella le compraba y no se quedaba administrando lo que no era propio.

“Finalmente este hombre, quien no supo administrar el negocio accedió a la venta, pues tenía más pérdidas que ganancias, ya que en ocasiones se tomaba el producido. Así que cerramos el trato por cuatro millones de pesos, una fortuna para la época.

“Tenía mujeres de todas las edades, en ese tiempo no molestaban por la edad, yo era dueña de mi negocio siendo menor; entonces llegaban ‘sardinas’ de los alrededores de Ibagué, Venadillo, Armenia, Pereira y otras regiones”, agregó.

Al Concejo

Estando al frente de ‘La Amistad’, cuenta ella, junto con las mujeres que llegaban a su establecimiento y algunos clientes, decidió aspirar al cabildo ibaguereño; título que obtuvo en dos oportunidades, luego de lanzarse en tres ocasiones.

Pero no todo fue ‘color de rosa’, pues la rabia de algunos ‘quemados’, los llevó a incendiarle la taberna. “Políticos resentidos me quemaron el local; es que en las elecciones de 1982 quemé a muchos empresarios, gente con más herramientas que yo, integrantes del M-19.

“Recuerdo que cuando gané en una de las elecciones, hasta el negocio llegó el padre (Javier) Arango a entrevistarme y fue uno de los que me ayudó e impulsó a ganar la contienda.

“Entonces luego de las elecciones, no se supo quién, echaron candela por debajo de la puerta y cuando llegué estaba todo quemado; pero eso no fue problema, porque entre todas limpiamos y arreglamos y seguimos funcionando”, recordó.

Nacen Las Casadas

“Las Casadas tienen su propia historia y muchas anécdotas, cuenta ‘Chavita’, nació por Cecilia, familiar mía; allá llegaban niñas muy bonitas, la mayoría encontraron sus esposos en este lugar y algunas ahora son de la alta sociedad y agradecidas con la vida

“Es que esto no es como lo pintan, lo ven malo porque las mujeres se están vendiendo para conseguir dinero, pero no saben que lo hacen por necesidad, educar a sus hijos hasta convertirlos en profesionales y, por supuesto, mejorar el nivel de vida.

“Es que hay mucho doble moralista, critican pero no se dan cuentan que son consumidores del producto, porque la mayoría de hombres buscan alguna vez en su vida una prostituta; mujeres pobres, desplazadas, o que dieron con un hombre que las embarazó y huyó, hay mucha pobreza”, aseveró.

Cuenta que el nombre ‘Las Casadas’ se lo terminó dando el pueblo, pues la mayoría de mujeres que iban tenían sus hogares. “A veces llegaban los esposos furiosos a armar las peleas por sus mujeres. Entonces la gente al ver esto empezaron a llamarlo Las Casadas”, nombre que todavía conserva y es reconocido.

El antes y el ahora

El negocio de la prostitución ha cambiado en varios aspectos, asegura ‘Chavita’. Dice que ahora hay más acceso al estudio, y la Alcaldía trabaja algunas veces de la mano con ellas; en ocasiones obsequian mercados

“También la revolución de la informática, antes nadie se imaginaba que una mujer de casa estaba en estos sitios, ahora ya son detectadas.

“Pero eso no tiene trascendencia, me parece antes de admirar, porque hay señoras y jóvenes salidas de un hogar, pero juegan a escondidas con el chofer de turno o un amante”, puntualizó.

‘Chavita’ sigue administrando su local, el cuarto negocio que ha tenido durante su casi medio siglo laborando con este tipo de establecimientos, que como Las Casadas, son reconocidos, muchos lo conocen, pero otros se santiguan al escuchar la palabra prostituta, prostíbulo o puta.

Otros locales

El segundo negocio que tuvo ‘Chavita’ fue ‘La Avispa’, ubicado en la calle 23 con carrera Primera; Cuenta que fue difícil manejarlo, pues el sector era incontrolable y aunque siempre ha tenido mano dura para que los ladrones no le dañen los alrededores de sus locales, en ese sector había mucho dueño de lo ajeno y carro que dejaran un momento, terminaba sin llantas.

Al cerrar ‘La Avispa’, montó otro en la calle 23 con Cuarta Tamaná, enseguida de La Japonesa; el cual terminó cerrando y se quedó con el que inició.

Finalmente cuando el dueño de la casa donde funcionaba ‘La Amistad’ decidió vender la propiedad, tuvo que cerrar y montar el negocio que actualmente tiene.

Infancia feliz

“Mi infancia fue muy feliz junto con mi papá, mi mamá y mi abuela, vivía en la calle 25; mi abuela era modista, mi padre con el municipio y tenía cinco hermanos; yo fui la más inquieta”, cuenta entre risas Chavita.

Recuerda el día que su padre se dio cuenta de su trabajo, de que manejaba un local de prostitutas: “Casi le da un infarto, él lloró mucho, pero después se dieron cuenta que no se podía hacer nada y yo les ayudaba con dinero; para la época hubo un escándalo.

“Siempre hubo discriminación, pero yo soy muy fuerte y no le paro bolas a nadie; acá la gente habla pero no miran la paja en el ojo propio ”.

Y contrario a lo que pocos pensarían, ‘Chavita’ es bachiller y estudio algunas clases de Derecho.

“El negocio no deja para llenarse de dinero, pero sí para estudiar, mis hermanos son profesionales y mis dos hijas también son universitarias”, indicó.

Imagen eliminada.

Con sentido social

Estar desde muy joven con otras mujeres que ejercen la prostitución y conocer de cerca los problemas sociales que deben pasar la mayoría, llevó a que ‘Chavita’ presentará varias propuestas a la Alcaldía para ayudar a las trabajadoras sexuales.

Cuenta que con la ayuda de la comunidad religiosa de las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor, consigue cursos de artesanías para que las mujeres tengan otra opción de vida; además, recuerda el día en que el exalcalde Rubén Darío Rodríguez Góngora fue elegido como ‘Alcalde de Los Niños’, por una propuesta de ella.

“Siempre he trabajado y me entregó a mis proyectos, el exalcalde Rubén Darío me apoyó con la guardería nocturna (primer mandato). La idea surgió cuando a una mujer se le quemaron los niños por dejarlos encerrados; eso me conmovió y vi que muchas de ellas no tenían donde dejar a sus hijos”, contó.

Dice además que tras existir esa guardería con apoyo de Comfatolima, ahora existe cerca a bomberos, donde prestan el servicio de cuidado para niños para que sus madres trabajen en las noches y en la actualidad va a entregar un proyecto para una huerta de una hectárea donde trabajarán tres mujeres ‘cabeza de familia’.

“Hay mujeres necesitadas, tengo una de 23 años que tiene cinco hijos; vive sola, intentó trabajar en una casa de familia, pero no le alcanzaba el sueldo y no le recibían a los hijos, entonces tuvo que trabajar en esto, es que es difícil una mujer sola vestir, alimentar y dar vivienda a tantos hijos.

“Otras han salido de acá bien, con sus hijos profesionales y lo que me gusta es que no se olvidan de dónde salieron, son agradecidas. Estas mujeres que ya tienen un hogar seguro no quieren perderlo, no desean volver a sufrir; es que es duro conseguir el dinero con el rabo”. 

Credito
ANTONIO GUZMÁN OLIVEROS

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