Personería halla irregularidades en línea de conducción de Cataimita

El Ministerio Público requerirá de una reunión de carácter urgente con la Secretaría de Desarrollo Rural, contratista, Veeduría, comunidad y el ordenador del gasto para determinar la inversión y las acciones para la estabilización de la vía y dar garantía de la obra.

La Personería verificó las denuncias efectuadas por las comunidades de las veredas El Ingenio, Cataima, Cataimita y Peñaranda y la Veeduría Agua para Ibagué (V.A.P.I.) sobre la calidad en la instalación de la línea de conducción de 21.6 kilómetros desde Boquerón hasta el sector Peñaranda, ejecutada por el consorcio Constrico.

A la visita de obra, que fue convocada el pasado jueves por la Personería, asistieron el supervisor, el interventor y el contratista, y de orden estatal, la Dirección de Gestión del Riesgo y la Secretaría de Desarrollo Rural con sus delegados. La autoridad ambiental Cortolima y la Contraloría no mostraron interés en asistir al recorrido y escuchar las peticiones de los campesinos del sector.

El ingeniero civil Abel Giraldo, adscrito a la Personería, señaló que sobre la vía existen ‘canjilones’ que pudieron ser subsanados durante el entierro de la tubería. Además de existir tubos de forma superficial que no cumplen con la norma y que según la comunidad el tránsito de los camiones mixtos puede fisurar y afectar la estabilidad de la vía. Para el profesional, no existen las debidas cunetas que permitan conducir y evacuar el agua lluvia o de los riachuelos, lo cual podía ocasionar erosión e inestabilidad de la banca.

“La mayor longitud del tramo de la línea de conducción va en la pata del talud es decir al borde la montaña y no se cumplió con las profundidades a las que debe instalar la tubería. La comundiad manifiesta que los camiones mixtos que los transporta deben recostarse a la peña, entonces las llantas del mixto se hunden y se puede dañar la tubería”, explicó.

Uno de los puntos críticos es al llegar a la fuente de captación de la quebrada Pontezuela, donde la carretera es angosta y los mixtos deben transitar al borde del talud.

“Cuál es la explicación que da el contratista y el interventor donde ellos son los responsables de la obra, que este tramo (quebrada Pontezuela) es solo roca y para excavar necesitaban un compresor o dinamita que podría acentuar la falla geológica. Ellos hicieron una excavación de 20 o 30 centímetros y un revestimiento. Pero qué dice la Gente, que también tiene razón que se eliminó la cuneta y que en inverno puede dañar la calzada. Creo que el revestimiento se pudo haber hecho, pero dejando a la vista la cuneta en concreto para evacuar las aguas. Hubieran matado dos pájaros de un solo tiro”, indicó el funcionario.

Sin embargo, Giraldo señaló que estas obras no fueron incluidas dentro del contrato suscrito con la Alcaldía de Ibagué.

“Como la tubería fue instalada en la pata del talud donde va la cuneta, se debe iniciar unas obras de mantenimiento vial, obras de arte como badenes y hacer un mantenimiento integral a la vía para tenerla en condiciones de operatividad, que es lo que más preocupa a la comunidad; la solución, como no está prevista en el contrato, necesitamos a la persona de Desarrollo Rural para que deje la carretera en condiciones óptimas para aguantar el invierno. Hay que traer material de cantera, extenderlo y conformar con la motoniveladora las cunetas y dejar el carreteable en óptimas condiciones”, puntualizó el ingeniero.

Y las fugas

Ni el interventor Manuel Ignacio Zárrate ni el representante legal de Constrico, Juan Bermúdez, lograron responder a los cuestionamientos de la veeduría V.A.P.I. sobre el porqué de las fugas y el colapso de tubería que la comunidad ha denunciado, y que superan los 70 desde hace mes y medio, cuando se dio inicio a las pruebas hidráulicas.

Zárrate dijo que “lamentablemente uno cuando instala la tubería lo hace sin agua, en caso de la ciudad uno instala tubería, pone los collarines y mete el agua y trata de dejar partes abiertas por si algún collarín falla; pienso que puede estar fallando en algún empate o se abrió mucho la compuerta; no sé, pero todas fallas se han ido solucionando”.

Por su parte, Bermúdez culpó a los mixtos. “Pasaba algún vehículo, nos pisaba la tubería, nos la microfisuraba y nosotros no la veíamos proque estábamos trabajando sin agua y el momento de entrar a funcionar con el líquido, ahí es donde nos están sacando esas fallas. El 95 por ciento del daño de la tubería es porque nos la pisaban los mixtos. Cuando la dejábamos al lado para enterrarla nos la pisaban, tanto así que yo tengo una denuncia hacia un señor de un mixto”, señaló en un primer momento.

El representante de la veeduría V.A.P.I., Luis Fernando Díaz, dejó claro que no es justificable una respuesta como la entregada por el contratista cuando la primera recomendación del proveedor está en que la tubería no se puede dejar expuesta a condiciones climáticas ya que acelera su deterioro.

“¿La tubería no cumple con las especificaciones de calidad o el contratista no cumplió con las recomendaciones del fabricante?”, comentó Díaz.

Posteriormente, Bermúdez argumentó que la microfisuración de la tubería se debió a la presencia de palos y piedras que a la presión de agua ocasionaron la ruptura.

Frente al tema, Giraldo refirió que “la línea de conducción presenta muchas fugas, no sabemos si es por roturas, desconexión de los empates, mala calidad de la tubería. Según lo manifestado por el contratista y el interventor, son microfisuras que hasta no estar trabajando a tubo lleno no la vamos a poder identificar, porque a simple vista no se ve”.

V.A.P.I. insistió en que el contratista no efectuó los rellenos compartidos, afectando de manera grave la banca. Además, no se revistió y empotró el tubo en arena.

Más incumplimientos

Zárrate explicó a los asistentes que el contratista se ciñó a los diseños que entregó el Ibal y que a la vez fueron entregados de forma incompleta en la firma del contrato en diciembre de 2013. Lo anterior ocasionó un retraso en la ejecución de los trabajos y además que la interventoría no fue adjudicada a la par de la adjudicación de la licitación, sino dos meses después de la misma.

Dentro de los diseños, explicó que se contemplaba la instalación de 11 alcantarillas que en caso de colapsar la tubería no generara efectos en el carreteable. Sin embargo, solamente nueve fueron construidas.

“Nosotros para proteger la vía se hicieropn nueve alcantarillas, eran 11. Intentamos construir una antes de entrar y otra a salida de la falla de El Salón pero la gente no nos la dejó hacer. Que queríamos nosotros que en el evento que no hubiera un movimiento en masa mucho mayor y se desconectara la manguera y que el agua no ingresara en este lado. Soy consciente de que han existido daños, estamos tratando de llevar el agua a El Tejar desde hace mes y medio, pero las cosas las hemos tratado de hacer con la mayor responsabilidad posible y a la comunidad la entendemos”, puntualizó Zárrate.

Es de anotar que en la visita de obra la tubería no registraba agua, debido a un daño en la entrada al sector de Los Túneles, por lo que no se vislumbraron fugas de agua. Sin embargo, en la fuente de captación de la quebrada Pontezuela, el tubo que conecta a la red estaba desconectado.

“La culpa es de la Alcaldía”

La comunidad del sector responsabiliza a la Alcaldía por permitir la instalación de una red en un área atravesada por fallas geológicas.

El interventor Manuel Ignacio Zárrate dejó claro que la Administración adjudicó el contrato sin estar los diseños completos y los permisos ambientales que fueron tramitados ante Cortolima en junio de 2014.

“En los temas de Cortolima y de los diseños son los entes de control los que deben entrar a revisar. Que por qué dejaron pasar esto por El Salón y no se diseñó un viaducto que puede costar siete mil y ocho mil millones, la obligación de nosotros era una y eso tratamos de hacer. Si se revisa el contrato, se dará cuenta de que no tenía accesorios y muchas cosas que conllevaba a que no se pudiera desarrollar. Lo que hicimos fue encaminar las fuerzas y tratar de solucionar el problema a la gente”, subrayó.

El representante de Constrico, Juan Bermúdez, señaló por su parte que la obra está ejecutada en 100 por ciento y del total del contrato, que ascendió a tres mil 400 millones de pesos, la Administración solo les adeuda 180 millones. De la misma forma, descartó que las pruebas hidráulicas se lleven a cabo como lo establece el RAS 2000, que se deben efectuar cada 500 metros.

“La obra grande la tenemos culminada al 100 por ciento y para poder dar garantía de nuestro trabajo se está haciendo unas pruebas hidráulicas que permiten detectar las fallas, ya que por la longitud de casi 23 kilómetros no se pueden hacer las pruebas como lo reglamenta el RAS. Nos toca a tubo lleno, trabajar sobre la realidad y en eso estamos sacando adelante algunas fugas porque nos aparecieron elementos extraños en la tubería como palos y piedras que no sabemos cómo llegaron, y es lo que nos ha dañado la tubería. Esperamos en ocho días garantizar la continuidad en el servicio para los multifamiliares El Tejar”, indicó Bermúdez.

Como lo refirió la Veeduría V.A.P.I., las pruebas se cumplirán en medio de la improvisación, arreglando el tubo al momento que brote líquido sobre la banca. “Arreglando aquí, allí y más adelante y así, sucesivamente”.

Tenga en cuenta

Juan Bermúdez señaló que la estabilización de la vía por revestimiento del tubo y que está de forma superficial por ser una zona rocosa, podría darse como solución la construcción de una cuneta en concreto, trabajo que no está incluido dentro del contrato.

“Esperámos hablar esto con la Secretaría de Desarrollo Rural, porque el ancho de la vía es muy reducido y una solución que se puede dar, porque no se trata de mostrar problemas, es armar una placa en concreto que fuera como un baden y garantizar el flujo vehicular”, agregó.

Tenga en cuenta que

V.A.P.I. denunció estas irregularidades en el foro del agua desarrollado por la Cámara de Comercio de Ibagué, que fueron desestimadas tanto por el secretario de Desarrollo Rural, Francisco Montoya, como por el director de Cortolima, Jorge Enrique Cardoso.

Credito
EL NUEVO DÍA

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