Ibagué, 465 años de tradición cultural

EL NUEVO DÍA
Con imponencia en la cordillera de los Andes y desde hace 465 años se asentó la Villa de San Bonifacio de Ibagué del Valle de las Lanzas, una población llena de historia no solo musical y cultural, sino cuyos paisajes hablan por sí solos de lo que ha sido Ibagué la Capital Musical de Colombia.

La antigua villa se formó bajo disposición del capitán español Andrés López de Galarza, cerca de donde hoy es Cajamarca; pero ante la resistencia de los indígenas pijaos para impedir el asentamiento español tuvieron que rápidamente trasladarse hasta llegar a la orillas del río Combeima, no solo por la importancia de la fuente hídrica, sino también por el oro que corría por sus aguas, característica que provocó un sinnúmero de batallas hasta que con el pasar de los años la aldea logró mantenerse.

Fue hasta ‘los tiempos de la violencia’, cuando el desplazamiento hizo que Ibagué empezara a tener un mayor crecimiento poblacional y consigo vinieron cambios en su infraestructura; a pesar de su evolución, Ibagué continúa siendo un municipio muy rural lleno de cultura y horizontes majestuosos que atraen a gente de todo el mundo.

Diversidad, esa es la palabra perfecta para definir a Ibagué; y esto se puede evidenciar en su clima, fauna, flora, paisaje, su gente, gastronomía, la música, el arte entre otros muchos aspectos; y no es para menos debido a su ubicación privilegiada en el corazón de Colombia.

Hablar de Ibagué también es referirnos a texturas, aromas y sabores que hacen parte de las recetas ancestrales que incorporan cierta magia en las cocinas y en la buena mesa, convirtiéndose en un complemento ideal a los sonidos musicales, ya que la ‘Capital Musical’ es sede de importantes eventos folclóricos.

Ha logrado reconocimientos como en 2004 ser declarada la Capital Andina de los Derechos Humanos y la Paz por el Parlamento Andino, pero son sus campos y montañas los que hacen de este, un lugar de tradición una verdadera tradición cultural.

Este antiguo, pero ecológico municipio, nace desde la nieves perpetuas del nevado del Tolima y se extiende por el Cañón del Combeima hasta el valle del Magdalena; Ibagué está dividido en 17 corregimientos, 145 veredas y 14 inspecciones, además, en la zona urbana cuenta con 13 comunas y más de 700 barrios.

Las montañas y las fuentes hídricas del municipio aunque parecieran zonas olvidadas se han convertido en el principal destino turístico de la ciudad donde llegan personas de todas partes del mundo para enamorarse de su clima, vegetación y de las personas que luchan por conservar la vida en el campo.

La Ibagué que poco se conoce cuenta con amplio senderos ecológicos y por su variedad topográfica, va desde zonas muy frías, por estar en lo alto de la montaña, hasta terrenos de gran calidez, convirtiéndose en un universo natural con miles de especies en fauna y flora.

Por eso, la Capital Musical se enorgullece en ser una pieza fundamental en la Ruta Mutis, que es “La Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada”, uno de los estudios más grandes de la historia natural de América y que asombró a ‘El nuevo mundo’ con el encanto de las flores.

Pieles mestizas y rasgos muy latinos hacen parte del perfil físico de nuestros ibaguereños que llevan en su sangre la fuerza y valentía de los pijaos.

Algunos lugares son referentes importantes que los turistas no pueden dejar de visitar por su encanto paisajístico.

“Quien viene al Cañón del Combeima, su corazón se queda en el Cañón”, con esta frase Héctor Jaime Suárez, habitante de esa zona, simplifica o más bien magnifica lo que es la principal reserva natural del municipio.

La cuenca del Combeima cuenta con más de cinco mil 500 hectáreas, que corresponde al 9.6 por ciento del Parque Nacional Natural Los Nevados, contemplando una importante cantidad de especies de fauna y flora, pero además tiene destacados asentamientos humanos como lo son Juntas, Villarrestrepo, Pastales, Llanitos, Tres Esquinas, Chapetón y gran parte de la zona urbana de Ibagué.

El cañón está ubicado al norte del municipio y limita al occidente con la cuenca del río Toche y con La China (de Anzoátegui) al oriente. Posee una extensión de 27 mil 256 hectáreas que van desde su nacimiento en las nieves perpetuas del Nevado del Tolima, a cinco mil 215 metros de altura hasta los 800 metros en su desembocadura en el río Coello.

Otra zona destacada corresponde a la meseta o abanico de Ibagué, que es una mezcla perfecta entre un clima cálido y una importante cantidad de fuentes hídricas, convirtiéndolo en el lugar ideal para la germinación de grandes cultivos como el arroz.

Es así que cuenta con una hacienda dedicada al turismo para conocer todo el proceso del arroz, al igual que otros espacios como los ubicados en El Totumo, destacándose la reserva ecológica Santa Fe de los Guaduales.

Ibagué no solo es un importante eje financiero para Colombia por tener la Casa de la Moneda, lugar que hace parte de las dos únicas fábricas integrales de Suramérica para este fin; ya que además cultiva significativas cantidades de arroz, café y algodón, este último que brinda un gran aporte a cadena de la industria textil, siendo la Ciudad Musical la tercer capital textilera de Colombia después de Medellín y Bogotá.

La zona rural de Ibagué tiene una interesante infraestructura física, que va desde casonas con amplios jardines a su alrededor hasta pequeñas viviendas construidas en bareque y barro, pero lo que es común escuchar en todo el campo del municipio es que la comunidad se ha unido para velar y mantener la seguridad, convirtiéndose así en zonas más tranquilas y pacíficas de lo que su entorno hace de ellas.

Los fines de semana o puentes festivos, el paseo de olla sigue siendo uno de los principales motivos para que los ibaguereños se reúnan a disfrutar del medio ambiente y se fortalezcan los lazos familiares y de amistad; esta práctica sigue teniendo gran fuerza a pesar de que en todo el municipio se cuenta con una diversa variedad de centros recreacionales que brindan un asequible acceso.

Fuera del Cañón del Combeima, El Totumo y sectores veredales cerca a Picaleña y El Salado, el municipio cuenta con otros espacios paisajísticos que resaltan la naturaleza, como es el Jardín Botánico de San Jorge, el Cerro la Martinica, la Fundación Orquídeas del Tolima, el cerro Pan de Azúcar y hasta el mismo Parque Centenario.

El Ministerio de Ambiente acaba de declarar como zona de protección los cerros del norte, ubicados en Ibagué y que representan un área de nueve mil 346 hectáreas, comprendiendo así tres corregimientos y 13 veredas, estos lugares se caracterizan por poseer importantes fragmentos de bosque Andino y altoandino, al igual que ecosistemas de páramo y especies con grado de endemismo y vulnerabilidad, según registro de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Estos cerros corresponden a una zona de abastecimiento de Recurso Hídrico Superficiales significativos, ya que con sus fuentes hídricas se proveen de agua acueductos comunales y veredales, destacándose que los caudales hacen parte de las cuencas hídricas del Totare y Coello.

Esta reseña en los 465 años de Ibagué hace honor a la zona rural del municipio, de la que muy poco se habla y aunque según sus mismos residentes dicen sentirse olvidados por parte del gobierno local, son fundamentales para la Ibagué que nos enorgullece, y que nos hincha el pecho cada vez que hablan de nuestra diversidad natural, ya que gracias a su tenacidad, espíritu de pertenencia y pasión por nuestra tierra han hecho que muchos extranjeros pongan sus ojos en Ibagué y se enamoren de este mágico lugar, y sobre todo de su identidad cultural.

Credito
HERYK FARFÁN

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