Varias actrices ataviadas con túnicas invocaron sobre el templo de Hera (de 2.600 años de antigüedad) al Dios Apolo, antigua divinidad del sol.
En las inmediaciones del antiguo recinto que albergaba las competiciones en los primeros Olímpicos, una treintena de jóvenes ejecutaron una coreografía al son de la música de una flauta.
La ‘gran sacerdotisa’, encarnada en Katerina Lehou, una conocida actriz griega, captó los rayos solares a través de un espejo, que los desvió hasta encender la llama.
Ahora el fuego olímpico emprenderá un periplo que lo llevará de Grecia atravesando el Atlántico hasta Brasil, donde 12 mil relevistas lo pasearán por 300 localidades antes de la llegada al estadio de Maracaná de Río, donde tendrá lugar la ceremonia inaugural el 5 de agosto.
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