Dos países hermanos con muchas historias cruzadas, incluso de jugadores que estarán en cancha como el propio Grizou, quien tiene raíces lusas en su familia, dos grandes estrellas para alimentar la ilusión, miles de sueños, pero un solo lugar en la cumbre.
“Es el partido de nuestras vidas”, comentaban casi al unísono los jugadores franceses ayer. “Lo que cuenta es ganar”, apuntó el capitán Hugo Lloris.
“Siempre soñé con ganar algo con la selección de Portugal”, mencionó a su turno Ronaldo y hasta su compañero de mil batallas en la Seleçao y el Real Madrid, Pepe, aseguró que soñaba con “hacer un gol en la final”.
Por el aliciente
La Eurocopa se cierra hoy tras un mes de competición y el país organizador espera conquistar su tercer título europeo en casa para, de paso, tomar aire que le ayude a paliar un período de crisis y conflictos internos.
Una victoria en una gran competición deportiva representa “el sentimiento de que se puede triunfar, tanto en el terreno deportivo como en el económico, cultural, internacional, político y diplomático”, dijo el presidente francés, François Hollande.
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