En el coliseo de la municipalidad Encarnación, el ‘cafetero’ Eduardo Riaño mostró su actitud a pesar de recibir innumerables faltas.

Los tres mil aficionados fueron con la ilusión de ver a sus jugadores en la plenitud de sus antecedentes, que lo llevaron hasta el último partido con un récord de cinco partidos ganados, pero se quedaron con la figura del capitán colombiano, Wilson Hilarión, quien lideró el propósito nacional y creció hasta verse como el más grande de todos en la cancha.

Colombia jugó un partido redondo, con una gran jerarquía en los dos tiempos, como lo hace un campeón.