Sobre un césped alto y bastante afectado por el verano que está en proceso de culminación, pero que aún así permitió que la pelota rodara con velocidad, Deportes Tolima goleó (4-1) ayer al Quindío en duelo aplazado de la cuarta fecha del Grupo H de la Copa Águila 2016, y quedó con opciones latentes de avanzar a la siguiente ronda.

A pesar que las graderías occidental y oriental no se llenaron, la algarabía en el estadio Ariel González fue constante, gracias a la papayera que amenizó el encuentro, las cornetas y hasta una sirena que se encargó de despertar a los ‘Musicales’ cuando se iban ‘durmiendo’.

Esa buena vibra fortaleció al Vinotinto y Oro para tener un comienzo de duelo con constante proyección ofensiva, la cual derivó a los 17 minutos en la primera anotación del local, a través de una pena máxima.

El volante paraguayo Marcos Melgarejo, sustituido a los 35 por Déinner Quiñónez debido a un golpe, fue derribado en el área chica por el portero Carlos Rodríguez. El juez no dudó en decretar cobro desde el punto blanco, y el encargado de transformarlo en anotación fue su coterráneo Víctor Aquino.

Tras el festejo ‘Pijao’, la confrontación se volvió de ida y vuelta, aunque ambas zagas se mostraban sólidas frente a los ataques. Sin embargo, un error individual en defensa le permitió a la visita igualar las acciones.

Eso sí, el 1-1 no lo firmó un jugador de ‘La Tribu’. Fue un pupilo del técnico Alberto Gamero, el lateral Nelino Tapia, quien intentó rechazar un centro, pero lo que hizo fue embocar la redonda en su propio arco (40’). Joel Silva fue sorprendido por completo.

Apareció el ‘salvador’

Para la segunda mitad, el entrenador ‘Samario’ decidió enviar al campo a Matheus Uribe, sobre quien confesó al final de cotejo que “no lo quería utilizar porque tenía una molestia, pero sentía que lo necesitaba para darme una mano”.

Y así lo hizo. Con el ingreso del ‘paisa’, Deportes Tolima ganó en contención y de paso fortaleció su acción ofensiva. Incluso, el antioqueño fue el encargado de poner la balanza otra vez a favor del dueño de casa, con un tanto de cabeza en un tiro de esquina (68’).

“Por fortuna las cosas salieron muy bien. No me siento un salvador. Todo el grupo trabaja para ganar. A veces no se dan las cosas, pero es algo usual en el fútbol. Ahora tenemos que jugarnos la vida en lo que falta, porque nada está dicho todavía”, dijo Uribe terminada la confrontación.

Pero el marcador no quedó así. Luego, como el que es caballero repite, Aquino volvió a vencer al guardameta contrario (77’), habilitado tras una pared construida por Wílmar Barrios y Déinner Quiñónez. Ya la estocada final la puso Darwin López (87’), de penal, por falta cometida por el arquero a Nelino Tapia, quien pagó su falla de la etapa inicial.

A pesar de la derrota, Quindío ya tiene en su poder el tiquete directo del Grupo H para los octavos de final, gracias a sus 12 puntos, y por tal motivo el Vinotinto y Oro, con ocho unidades, deberá ganarle como visitante al prácticamente eliminado Pereira en la sexta y última jornada y esperar cómo quedan las otras llaves, para saber si clasifica como uno de los cuatro mejores segundos.