Raúl Abramzon y sus viejas canciones de amor

Otro de los grandes cantautores argentinos hacedor de éxitos en la música romántica latinoamericana de la década de los setenta del siglo XX: Raúl Abramzon.

En 1975 Raúl Abramzon grabó una de las canciones románticas más recordadas en Colombia y América Latina: “Chau, chau, adiós”. Con una letra sencilla acompañada de un verso rítmico que dinamiza la historia desde el estribillo, el tema se convirtió en una balada clásica de gran importancia en el cancionero de la música popular iberoamericana: “Chau, chau, adiós, quizás mañana estando lejos me arrepienta de este adiós. Chau, chau amor, que la distancia nos separe y decida por los dos. Chau, chau, adiós, que fuimos todo lo que dos enamorados pueden ser, por eso amor te digo chau…”.

Incluida en el LP “Canciones”, el tema de su autoría contó con la orquestación del maestro Óscar Cardozo Ocampo y la dirección artística de Jorge Carlos Portunato.

Raúl Abramzon se hizo acompañar en la grabación de “Chau, chau, adiós” por dos mujeres de gran trayectoria en la música y en la actuación en Argentina, quienes constituían sus voces de coro en los shows en vivo: Graciela García Caffi y Luz Kerz. Cabe decir, además, que en la canción se incluyen fragmentos hablados, como es el caso del inicio: “De pequeño, yo soñaba con toda una vida llena de ti, te tomaba de la mano y caminando te decía: -Vida mía yo te amo-. Y luego, al pasar el tiempo, me di cuenta que lo que siento hoy por tí no es amor, por eso pienso que es mejor decirnos adiós”.

Lo anterior se debe a la influencia del cantautor italiano ya fallecido Domenico Modugno en Abramzon, especialmente por su canción “La lontananza” (La distancia es como el viento). De tal manera, pese a que a los ejecutivos de la CBS no les gustó el tema, Raúl Abramzon decidió grabarlo y convertirlo en lo que es hoy: Una leyenda hecha canción.

Otras de sus canciones que también figuraron con gran éxito en la escena de la música romántica son: “Una vieja canción de amor”, “Querer por querer, amar por amar”, “Nuestra plaza”, “Afuera está lloviendo”, “Balada del abuelo”, “María de la esquina”, entre otras. En esta entrevista exclusiva, Raúl Abramzon comparte sus caminos por la música, la discografía y la producción.  

Producción de musicales y espectáculos
Usted emigró a los Estados Unidos. Cuéntenos al respecto.
En los años noventa comencé a producir algunos de los shows o eventos en vivo de Disney para Argentina. Esto fue creciendo hasta que me encargué de Latinoamérica y fue en este momento cuando me mudé a Orlando en donde residí por cinco años y luego me trasladé a Miami, ciudad en la que tengo actualmente mi casa.
 
¿Por qué decidió abandonar su carrera como cantautor para convertirse en productor de musicales y espectáculos?
A todos nos llegó un mal momento con los gobiernos militares: prohibieron las reuniones de más de cuatro personas, acabaron los clubes, las giras, etc. Y algo tenía que hacer, ya que la compañía de discos no me ofrecía nada y no había realmente trabajo, por lo que tuve que vivir de mis ahorros, que no eran muchos (risas). Entonces, encontré trabajo en la producción de artistas internacionales con los cuales comencé a viajar; por supuesto, ellos no tenían idea de quien era yo, hasta que un día el productor de uno de ellos, se percató de que me pedían más autógrafos a mí que al artista y me preguntó por qué pasaba eso. Al responderle y al contarle mi historia, me preguntó si tenía canciones inéditas y es en ese momento en el que José Feliciano grabó mis temas: “Volveré alguna vez”, “La balada del pianista”, “Quiero estar a tu lado”, “No me mires así” y “No me hables más de amor”.  

¿Cuáles son las satisfacciones más grandes que tiene usted gracias a su carrera como cantautor? ¿Cuáles fueron los momentos más memorables de su carrera artística y discográfica?
El haber cantado en el Madison Squire Garden de New York el cinco de octubre de 1975 a sala llena en pleno furor del tema “Una vieja canción de amor”, así como el reconocimiento popular y el afecto de los fans, quienes me han seguido durante tantos años y me consideran, por lo que leo en Internet, más de lo que realmente creo que soy.

Agregaría otro momento memorable: cuando escuché mi voz cantando en la radio. Yo iba sentado en un bus de camino a la universidad y me sentí muy emocionado al escucharme, tanto que pasé entre la gente del colectivo a pedirle al chofer que pusiera más fuerte la radio. Nadie entendió qué pasaba, pero yo… lloraba a más no poder de alegría, de tanto esfuerzo detrás de un sueño, de tantos malos momentos, de tantos no… En fin, ese debe ser el más memorable. Y también cuando me daban los discos de oro, platino y plata en diferentes países,  ¿por que no?
 
¿Cómo ha sido su relación con Colombia?
Lamentablemente ninguna. Nunca fui a cantar, no me han hecho jamás un reportaje, nunca nadie me llamó para contratarme, hasta me sorprende que tú, Oscar, te intereses en mí (risas). Estuve en Bogotá una vez en 1975 por dos días invitado por la CBS, pero más allá de una visita a la oficina de la compañía, nunca tuve información si mi música se escuchó o si me conocen. Lo que sí recuerdo de Colombia es la goleada del cinco a cero a la Argentina en el Monumental. Eso sí que era música (risas).

Cuéntenos acerca de su actual trabajo.
Sigo componiendo y soy presidente de una empresa de producciones de eventos y musicales que incluye giras, entre otras actividades. Para los interesados mi página web es: http://www.shining-entertainment.com/.
 
¿En qué proyectos trabaja actualmente?
Trato de hacer conocer mis proyectos “La magia de la navidad” y “El sonido de las hadas”. Estos son musicales que compuse y escribí incluyendo el argumento, basado fundamentalmente en la experiencia que me deja Disney en estos últimos casi veinte años; así como en grabar nuevas versiones de mis temas y colocarlos en iTunes para la venta. Igualmente, oriento conferencias o cursos de introducción al negocio de la música y acerca de la producción de eventos. En suma, trato de ser una mejor persona cada día y de querer cada instante más a mi esposa Debora Lebendiker, una famosa profesora de canto de Miami (www.coachsingers.com). ¡En sobrevivir como lo hacen los musiqueros!

Como te comentaba, en la actualidad acabo de lanzar por iTunes “Chau, chau, adios”, “Querer por querer, amar por amar” y “La tarde que amé”, en nuevas versiones que hice de mis canciones en Estados Unidos.

La Nueva Ola y El Club del Clan en Argentina

óscar Iván Londoño Zapata: Cuéntenos acerca del movimiento musical moderno de  los años sesenta en Argentina.
Raúl Abramzon: Al inicio de la década se creó un programa de televisión llamado El Club del Clan en el que actuaban Palito Ortega, Violeta Rivas, Johnny Tedesco, Niki Jones, Chico Novarro, Raúl Lavié, Lalo Fransen y otros artistas que llenaban el espacio tanto en la difusión como en la audiencia; la gente bailaba y compraba la música de estos cantantes. No había una estética o profundización en las letras, las melodías y las armonías, pero los temas se dejaban escuchar y divertían.

Por su parte, a mediados de los sesenta se dio inicio a lo que sería el rock argentino, que tuvo su desarrollo gracias a un programa de televisión llamado Escala Musical, que permitía, además, actuaciones en clubes; dicho programa, basado en una estética extranjera con motivos hippescos, se abrió espacio en la juventud argentina de ese tiempo. Este movimiento rockero fue encabezado por el compositor Litto Nebbia; a él lo siguieron: Tanguito, Manal, La Joven Guardia (conjunto del que hice parte en su formación inicial junto con Juan Gatti, Félix Pando, Marcelo Millán y el Cuervo Tórtora; yo tocaba la guitarra y cantaba); asimismo, el grupo Almendra con Luis Alberto Spinetta y los Beatniks con Moris (vocalista y guitarrista).


Estos eran los solistas y los grupos que cantaban en español y no en inglés, como era habitual en esa década, puesto que los artistas extranjeros, fuera de lo que menciono arriba, sonaban mucho más que nosotros en las radios: Los Beatles, Los Rolling Stones, The Who, Los Monkeys y toda la línea del pop ingles y americano, además de algunos buenísimos conjuntos uruguayos como Los Shakers y Los Walkers que cantaban también en inglés.

De igual manera, hubo una invasión de artistas italianos, con representantes como: Pepino Di Capri, Mina, Domenico Modugno, Rita Pavone y otros. Este era el panorama musical que se escuchaba en la época en Argentina y que lograba alguna popularidad.

¿Qué otros artistas fueron pioneros en el desarrollo de este movimiento musical?
Agregaría a Sandro, Elio Roca, Sergio Denis, Leonardo Favio, Leo Dan y, por qué no, también me incluiría.

¿Qué impacto tuvo este movimiento en América Latina?
Este movimiento facilitó la creación de una nueva tendencia hacia lo latinoamericano y no únicamente hacia lo norteamericano o español, mercados que vendían mucho. Estos artistas sembraron semillas que con los años dieron sus frutos, como hoy lo hacen cantautores colombianos como Juanes, Shakira, Carlos Vives y otros. De manera similar ocurrió con el rock latino, puesto que se desarrolló de tal forma que llegó a crear artistas de la talla de Sui Generis, Soda Stereo y Mana; este último como grupo continuador de ese mercado. Cada país fue dando forma y personalidad al movimiento musical moderno; así, comenzaron a preocuparse por el sonido, la iluminación, las letras, entre otros aspectos, lo que mejoró considerablemente la producción artística de la región.
 
Entre grupos y canciones
¿En qué región de Argentina nació Raúl Abramzon?
Nací en Buenos Aires, en el barrio de Almagro; pero me críe en Sao Paulo (Brasil), debido a que viajé siendo muy pequeño con mis padres. Volví a Argentina después de diez años, sin hablar el español.

¿Qué recuerdos tiene de su infancia?
Tuve una infancia dentro de una familia acaudalada sin problemas económicos, y una vida normal muy apegada a un centro familiar de hermanos, primos y primas. No jugaba con muchos amiguitos, todo era vida familiar. Vivía en el barrio de Pacaembu (Sao Paulo) y mis colegios primarios fueron el Osvaldo Cruz y el Externato Nuno de Andrade.

¿A qué se debe su gusto por la música?
Es algo pasional, no lo puedo definir, cualquier nota me pone feliz. Desde muy chico imaginé ser un cantante famoso. Lo que no suponía era que me iba a pasar lo mismo como compositor; en esto la vida me sorprendió. Hay algo con lo que la música me conecta, que no puedo detectar; pero sería simplificarlo al decir que me evade de este mundo por largas horas en solitario. Debería hacer un registro de cuántas horas viví en este universo y cuántas en el mío propio, en el de la creación; a veces olvidándome incluso de comer (risas), debido a mi concentración y focalización en componer y ensayar.
 
¿Cómo fueron sus inicios en el mundo de la discografía?
Mis inicios en el mundo de la discografía se dieron al integrar y grabar con La Joven Guardia en la RCA Argentina. Editamos un simple con los temas “Soy un bacán” y “25 de Mayo de 1810”; esto fue en el año 1966. No obstante, mi producción discográfica sería más prolífica en los setenta.

Cuéntenos acerca de su participación en el grupo Industria Nacional
Un productor de la CBS Argentina me escuchó en 1970 al suplir el cantante de un grupo sueco llamado The Con´s Combo en una disco y me citó para una entrevista en los estudios de la compañía en Buenos Aires. Luego de la reunión acepté formar parte de una agrupación que se había disuelto, pero que la CBS quería relanzar: Industria Nacional. El grupo con su formación anterior había grabado el sencillo “Un día de paseo en Santa Fé”, así como un LP. La canción había sido un suceso de difusión; sin embargo, no logró vender muchos discos, lo que hizo que el grupo se disolviera. Uno de sus antiguos integrantes formó parte del nuevo conjunto que conformé junto con Rafael Iglesias, Eduardo García Caffi y Fernando Brom. Yo tocaba la guitarra, era la primera voz y componía los temas con Jorge Carlos Portunato (productor muy talentoso de la CBS) y Rafael Iglesias.

¿Qué canciones grabó con Industria Nacional que fueron exitosas?
En su mayoría eran discos sencillos: “Esa chica que me sabe amar”, “Vamos dale”, “Guatemala qué chica tan mala”, “Noche a noche, día a día”, “Por tí una vez más”, “La tarde que te amé”. Todos los sencillos lograron buenas ventas y se ubicaron siempre en los primeros lugares de los rankings de la época. Grabamos un LP que además incluía otras canciones muy difundidas que no eran de mi autoría como “Noche de ronda” y “El milagro de tus ojos”.

¿Por qué decidió retirarse del grupo?
Luego de cuatro años de integrar Industria Nacional creí que había llegado el momento de hacerme solista. Motivó esta decisión lo que sentía en las actuaciones en vivo respecto de la repercusión y reacción del público hacia mí, y el tipo de nuevas melodías, más románticas, que había compuesto para esta nueva etapa. Lógicamente, en todo grupo humano surgen divergencias y eso ayudó también en mi decisión.

¿Cómo llegó la etapa de cantante solista?
Mi decisión de abandonar el grupo fue aceptada por la CBS y los ejecutivos me dieron la mejor oferta para continuar mi carrera de cantautor. De esta manera, convoqué buenos músicos, dos cantantes femeninas y tuve la invaluable ayuda de un arreglista musical inolvidable ya desaparecido: Oscar Cardozo Ocampo, quien embelleció mis melodías y le dio consistencia a  esta etapa de mi carrera.

¿Cuáles fueron las primeras canciones que grabó como Raúl Abramzon?
Las primeras canciones que grabé en solitario fueron “Querer por querer, amar por amar”  y “Un sueño y una nostalgia” de mi autoría.
 
En 1975 lanzó un LP titulado “Canciones”. Cuéntenos acerca de la grabación de este trabajo discográfico.
El primer sencillo antes mencionado y la canción que le sucedió: “Una vieja canción de amor”, me posicionaron vertiginosamente en los primeros puestos de toda America, lo que dio lugar a la grabación de este inolvidable disco que sustenta mi carrera de éxitos.
 
Uno de los temas incluidos en “Canciones” es “Chau, chau, adiós”, de su autoría. ¿Cuál es la historia de esta canción?
Todo es ficción. Se me ocurrió el chau, chau, adiós y estuve varios años sin poder escribir el resto de la historia, hasta que un día surgió el relato que nada tiene que ver con mi vida. La canción se hizo muy famosa pero luego de un tiempo la grabó Gigliola Cinquetti, al igual que otros artistas en diferentes idiomas; no obstante, lo más curioso es que a finales de los setenta y comienzos de los ochenta un sonidista de Canal 9 de Argentina llamado Gonzalito comenzó a pasar la canción en un concurso de colegios que disputaban un viaje de fin de curso todos los domingos del año. Gonzalito pasaba el tema  cada vez que perdía un colegio y es ahí en donde esta canción verdaderamente se introduce en el inconciente popular de Argentina. También quiero destacar que en el 2009 “Chau, chau, adiós” fue elegida como la canción de un comercial en Estados Unidos del Toyota Corolla, por lo que volvió a sonar en muchas radios de la nostalgia.
 
Canciones como “Nuestra plaza”, “Una vieja canción de amor”, “Querer por querer, amar por amar”, fueron también muy exitosas. ¿Podría comentar acerca de estos temas?
“Una vieja canción de amor”, “Querer por querer, amar por amar” y “Nuestra plaza” son más vivenciales, narran historias de amor en las que me pinto en cuerpo y alma, con la timidez que me caracteriza y en donde cuento qué me pasaba, qué lugares recordaba y las cosas que no pude hacer jamás (risas).
 
¿Cuál fue su última producción discográfica? ¿En qué año se grabó?
Realicé mi última producción en 1977 para una compañía de las grandes.  

Gracias por aceptar esta entrevista.
Un abrazo y gracias por contactarme. ¡Un saludo a todos los colombianos y un agradecimiento porque siguen recordando mis canciones¡

Credito
ÓSCAR IVÁN LONDOÑO ZAPATA

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