Las alertas que se han emitido en el cerro de Piedrapintada

Crédito: Hélmer Parra / EL NUEVO DÍA.Sobre la carrera Sexta también se presentó el desprendimiento de material.
Aunque el Ibal anunció acciones para prevenir el deslizamiento de tierra en dónde reposa el tanque de Piedrapintada, desde hace varios años hay una acción popular que obliga a la entidad a construir y prevenir que se desprenda el material.
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El deslizamiento de tierra que se generó por las fuertes lluvias en el cerro de Piedrapintada en donde reposa el tanque del distrito seis de la empresa de acueducto y alcantarillado Ibal que le brinda agua a más de 100 barrios, generó una alerta dentro del ente descentralizado quien emprendió labores para que se pueda estabilizar el terreno y se reduzca el desprendimiento de material.

Según la gerente del Ibal, Erika Palma, el deslizamiento de tierra está a ocho metros de la estructura y no representa un riesgo considerable; no obstante ya se contempla la construcción de zanjas de coronación para evitar la sobresaturación de agua en el terreno, y de forma temporal el cerro se cubrió con un plástico.

Aunque la Administración local ha expresado su intención de evitar que se genere un hecho que lamentar en una eventual caída de los dos tanques que tienen una capacidad total 5.000 metros cúbicos y brinda servicio a 50 mil usuarios, la afectación en el cerro no es nueva para los residentes de la zona quienes incluso a través de la vía legal habían solicitado al Ibal, dueño del terreno, adoptar medidas preventivas para contener lo que hoy ocurre.

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Los llamados

 

Desde el 2012 Amparo Rivera, líder comunal y quien para la época de los hechos fungía como presidenta de la Junta de Acción Comunal remitió toda una serie de oficios en donde daba cuenta del estado del talud y pedía al Ibal garantizar la seguridad de los residentes y que se hicieran las adecuaciones de infraestructura para salvaguardar la estructura del tanque. 

Aunque la mujer aseguró que el recurso falló a su favor, lo cierto es que no se cumplieron las pretensiones que hizo la comunidad y hoy la situación vuelve a resonar cuando ya las lluvias generaron una emergencia. 

En el 2014, también por las solicitudes de la líder comunal, el entonces director del Grupo de Prevención y Atención de Desastres (Gpad), José Félix Salgado tras una visita técnica reseñó las anomalías que habían con este cerro. 

En un documento fechado el 11 de noviembre del 2014 hace una serie de recomendaciones precisamente para evitar deslizamientos, el entonces director sugirió realizar un manejo de aguas lluvias y escorrentía en el entorno del suelo para mitigar la saturación de suelos, pidió que se hiciera el mantenimiento de los gaviones, además que se construyeran zanjas de coronación y se reforestara los taludes que circundan el tanque y se prohibiera cualquier construcción en la pata el cerro.

En 2015, la comunidad volvió a emitir una alerta y mostró su inconformidad esta vez porque para ese año se construían gaviones de malla cuando la sugerencia era implementar muros de contención, en la edición impresa de EL NUEVO DÍA  el 15 de enero del 2015, el contralor de la época solicitó información sobre el estado de las obras que se ejecutaban. 

Tras la emergencia del pasado fin de semana, Rivera le pidió otra vez  a la Alcaldía tomar acciones contundentes.

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“Como comunidad afectada hace 37 años aunque a algunos se les ha borrado la memoria, esperamos que tomen los conceptos cuando se ganó la acción popular que hablan de un sendero peatonal y muros de contención alrededor de ese cerro propiedad de la empresa Ibal, además estudios de suelo, erosión y nuevamente una reforestación que sea visible y de verdad sostenga ese talud, y ese tanque que tiene más volúmen y capacidad de agua”, dijo Rivera.

Y añadió, “esto va a ser una tragedia donde no se conserve este cerro como debe ser con todas las técnicas actuales, le pedimos atención al Alcalde porque aquí se alimentan más de 100 barrios, hay una clínica, un hospital, una zona comercial y más gente que hace 37 años cuando se reventó el tanque, si ya sufrimos sin agua cuando crece el río Combeima, como será cuando se dañe este reservorio de agua, ¿van a venir tanques a abastecernos por varios años hasta que tengan presupuesto?”. 

 

El temor por las construcciones 

 

La saturación de los suelos por lluvias no es la única situación por la que los vecinos han emitido una alerta, también en el 2014 la presidenta de la JAC mostró su preocupación por los proyectos de construcción previstos esto por la excavación profunda en un cerro que hace varios años atrás presentó una erosión y desestabilización del suelo.

Como respuesta a la querella, la Curaduría Urbana de su momento indicó que el proyecto en mención cumplía con los requerimientos del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) y la normativa general del uso del suelo. 

Desde la Veeduría Agua para Ibagué (Vapi), el representante legal, Luis Fernando Díaz reseñó que si bien se le ha atribuido la remoción de masa a las intensas lluvias, es propicio recordar que está situación no había ocurrido en esa magnitud antes de la construcción de un proyecto de apartamentos en la zona.

“Durante la construcción para el bloque de apartamentos Tempus 49 realizaron diferentes movimientos de tierra y a su vez muchas demoliciones por varios factores, entre ellos porque encontraron mucha roca. 

“Los residentes del barrio Piedrapintada nunca habían observado ese tipo de deslizamiento, es curioso que se presente esto después de la construcción de esas torres”, señaló.  

Díaz acotó que es necesario que el Ibal haga un estudio completo de la calidad del suelo, “en mi concepto personal deben realizar un estudio geológico a esa ladera por que ese tanque almacena 5 mil metros cúbicos de agua y ese deslizamiento es contiguo a ese tanque. El Ibal debe realizar un análisis de suelo pormenorizado en todo ese cerro para verificar porque existió ese deslizamiento”, sostuvo. 

El veedor Díaz indicó que en caso de que un deslizamiento afecte este tanque la situación sería un “caos total”, recordó que el tanque hace varios años ya presentó fallas, se desocupó y afectó varias viviendas. 

“Si el tanque llega a colapsar la situación sería de extrema gravedad para todo Ibagué”, señaló.  

Ante la remoción de material y el impacto que también tuvo en el hospital Federico Lleras Acosta sede Limonar, el gerente Luis Eduardo González sostuvo que está en mesas de trabajo para evaluar si se puede presentar un riesgo mayor ante nuevas precipitaciones. 

 

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Credito
Redacción Ibagué

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