El “efecto Francisco” ha significado una bocanada de aire fresco al Vaticano, siempre visto como una institución rígida, anquilosada y austera, que cobra un renovado protagonismo tras la llegada del argentino Jorge Mario Bergoglio.

Este papa jesuita y modesto se ha convertido en un referente mundial de una iglesia que ahora se preocupa por los problemas de la humanidad.

La ‘revolución’ pacífica pastoral emprendida por el pontífice, forjada gracias a su personalidad carismática, su espiritualidad profunda y su lenguaje cercano a la gente han impulsado la apertura de la Iglesia al mundo.

Juan Manuel Torres, profesor del Centro de Estudios Teológicos y de las Religiones, Cetre, de la Universidad del Rosario y profesor de La Salle, de Bogotá, describe a Francisco como “un papa que se muestra con un rostro de un líder espiritual a nivel mundial”.

En otras palabras, el experto lo califica como “un papa que ha hecho de sus gestos y de sus palabras lo que anteriores papas no han podido hacer… restaurar una institución y el cristianismo mismo en sus raíces”.

Catalina Hernández, profesora de Historia de la Iglesia de la fundación universitaria San Alfonso de Bogotá, coincide en señalar que Francisco es un pontífice que a diferencia de sus predecesores está en sintonía con el mundo globalizado. “El papa está en el mundo y con el mundo”, anota la experta.

De hecho, Torres atribuye la gran aceptación del actual papa, hasta hace un año arzobispo de Buenos Aires, a que “es un hombre con capacidad de hablarle a sus fieles del mundo de Dios, muy próximo a su gente, no es marketing religioso, pues le nace de una espiritualidad profunda”.

Voto de confianza

El sucesor de Benedicto XVI ha sabido seducir a la multitud y concentrar la atención mediática internacional.

El 87 por ciento de los católicos encuestados en 12 países apoya al pontífice, según un reciente sondeo mundial de Univisión, la cadena en español más grande en Estados Unidos.

Esto es visto como un incuestionable voto de confianza que los fieles católicos han depositado en el Papa y en la iglesia a la que representa, pese a la crisis de credibilidad que la sacude por escándalos de corrupción, intrigas de poder y pederastia.

A juicio del profesor universitario Juan Manuel Torres, la explicación del respaldo que concita Francisco es sencilla: “No es un papa populista, ni quiere ganar adeptos ni reclutar cristianos, sino que ha vivido el evangelio en todos sus matices… conoce la realidad caminándola cuando fue párroco, arzobispo y cardenal”.

Valentía para Poner orden en la iglesia

La experta Catalina Hernández remarca la valentía que ha demostrado el papa Francisco para enfrentar los problemas y los retos de la Iglesia, entre ellos poner orden en la curia, renovar las estructuras eclesiásticas y abordar temas polémicos como el aborto, el divorcio y la homosexualidad.

“Las reformas no vendrán de un año para otro, pero dado su espíritu jesuita tiene capacidad de trabajar en equipo… No podemos esperar que un papa mueva a una institución milenaria en un año, pero es un papa que está tomando en serio los problemas no solo al exterior de la Iglesia, sino también la Iglesia como sacramento e institución humana”, subraya, por su lado, Juan Manuel Torres.