La democracia en peligro

Darío Ortiz

Desde hace mucho tiempo se dice que la democracia Colombiana está en peligro, que fuerzas oscuras quieren subvertir el orden constitucional de la que presumen es la democracia más antigua de América Latina, porque no tenemos un dictador desde 1958 cuando liberales y conservadores decidieron repartirse el poder, la burocracia y consecuentemente el presupuesto de la república, en lo que llamaron Frente Nacional. En defensa de esa democracia el 19 de abril de 1970 suspendieron la transmisión de los resultados electorales e hicieron un estricto toque de queda cuando dichos resultados mostraban una leve ventaja de un candidato ajeno al negocio del Frente Nacional. A la mañana siguiente, las cifras aseguraban la continuación de la democracia al ganar el candidato del gobierno. 
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Defendiendo la democracia se hizo un acuerdo con las sanguinarias huestes paramilitares, tras haber aniquilado a todo un partido político, y se eligió un presidente mano dura que pusiera en cintura a la subversión. Se realizaron masacres, se lanzaron sobre el campo bombas racimo prohibidas por la convención de Ginebra, y desde las oficinas del DAS se apoyó el narcotráfico y el paramilitarismo. En aras de esa democracia se pasó por encima de un referendo que en el 2004 no apoyó la  reelección y en el Congreso se compraron los votos necesarios para el cambio constitucional que aseguró la reelección de Uribe. 

Los defensores de la democracia espiaron ilegalmente a la oposición política, a la prensa y a las cortes donde avanzaban procesos contra centenas de esos defensores de la democracia, que violaban la ley en su nombre. Se eligieron decenas de congresistas con apoyo paramilitar y mientras se infiltraba la Fiscalía y crecían los latifundios de los amigos y áulicos del gobierno, sobre tierras conseguidas a sangre y fuego, se propuso otro referéndum para que se pudiera reelegir por tercera vez al paladín de la democracia. Afortunadamente la Corte Constitucional no se dejó comprar y lo tumbó, porque la campaña reeleccionista había violado la ley y la Constitución al cambiar el texto original del referendo y pasar seis veces los topes de campaña. 

Así acabó un gobierno que dejó millones de víctimas y desplazados, decenas de miles de muertos por toda Colombia, entre ellos los miles de inocentes asesinados por el Ejército que los defensores de la democracia llaman Falsos positivos. En defensa de esa democracia siempre en peligro, votaron contra el acuerdo de paz y la reinserción de los guerrilleros a la vida civil y se eligió a Duque contra un candidato de oposición que algún día se benefició de un acuerdo de paz.

Tras centenares de exguerrilleros y defensores de derechos humanos asesinados, con posibles falsos positivos de nuevo en el horizonte, con una paramilitarismo reinventado y con enormes actos de corrupción que se abudinean la paz en nombre de la democracia; el presidente, que logró cambiar la ley de garantías para entregar ríos de dinero a quienes defienden la democracia, que pidió que no se nombraran profesores para contar los votos y que propuso una transición de poder en secreto, comenzó a recorrer el país alertando sobre los peligros para Colombia de elegir a quien no sea ese candidato, tan cercano a la Oficina de Envigado, y que promete seguir defendiendo la democracia como lo han venido haciendo desde el año 58.

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DARÍO ORTIZ

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