PUBLICIDAD
Cuando llegó el pasado 7 de agosto de 2022 el presidente Gustavo Petro, lo hizo con un gabinete plural de sectores políticos, algunos afines a su proyecto y otros no tanto, gesto que fue aplaudido por la gran prensa y los sectores económicos. Los medios vanagloriaban la presencia en los ministerios de Cecilia López, José Antonio Ocampo, Alejandro Gaviria, lo mismo que el director del DNP Jorge Iván González. Esta pluralidad sin embargo empezó a agrietarse cuando el gobierno presentó las grandes reformas sociales con las cuales está comprometido.
Empezaron las contradicciones, las filtraciones de las discusiones internas del gobierno, la oposición velada y abierta de las propuestas por parte de estos ministros aplaudidos por los grandes medios de comunicación. Un presidente tiene el legítimo derecho de gobernar con quienes se sienta cómodo, con quienes compartan su proyecto político, si no lo está con algunos de su gabinete, lo más normal es que margine del gobierno a aquellos que pueden ser contradictores internos y externos de sus propuestas. Como quien dice: nadie está obligado a mantener a los contradictores tan cerca para que puedan hacer su trabajo de horadar el ejercicio del poder ganado en franca lid.
Cuando se dio la salida de estos ministros, los medios masivos y otros sectores que han ejercido el poder durante décadas, pusieron el grito en el cielo, afirmando que Petro se iba a rodear de gente cercana y que había desestimado el pluralismo y la eficacia de la tecnocracia adentro de su gabinete. Esos medios que fueron complacientes y cómplices con otros gobiernos, le dan garrote día y noche al gobierno que representa las aspiraciones de los sectores excluidos.
El presidente Petro acaba de hacer unos nombramientos como el de Gustavo Bolívar y Alexander López en cargos de altísima responsabilidad, explicitando su tendencia hacia la izquierda, que es lo que el representa. ¿De qué se asombran los medios? Petro inscribió un programa de gobierno de corte progresista y sobre el construyó el plan de desarrollo como instrumento para materializar el cambio.
Con estas acciones el presidente, que ha tenido grandes dificultades en el congreso, se la va a jugar, seguramente solo, en realizar las transformaciones sociales apoyándose en la movilización popular, las facultades presidenciales existentes y por supuesto en el plan de desarrollo aprobado y con recursos financieros importantes.
Sin duda este gobierno sacudió la mesa trayendo a discusión los grandes temas sociales que no gustan a ciertos sectores poderosos porque se ven desnudos por su incompetencia, negligencia y malos manejos. Esas discusiones quedarán instaladas como un discurso que no podrán soslayar ciertos sectores, porque las grandes reformas sociales son una necesidad que requiere con urgencia solución.
Los temas estratégicos del cambio seguirán instalados en la memoria de los ciudadanos y harán girar las próximas campañas electorales. En buena hora la discusión es sobre lo fundamental y no sobre lo accesorio. El cambio, más allá de este gobierno seguirá como un anhelo de las grandes mayorías de este país.
Comentarios