Audiencia regional de la JEP

Hugo Rincón González

El drama cruzó el ambiente durante toda la jornada. Hubo momentos de crispación y gran emotividad que llevó a las lágrimas a quienes intervenían y a los asistentes que acompañaron la audiencia.
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Los temas se plantearon escuetamente, sin adornos, de una manera directa para que no hubiera interpretación distinta. Frente a frente, ante los asistentes y las personas que seguían la transmisión desde las redes, se llevó a cabo la primera audiencia regional convocada por la JEP con los comandantes del Comando Central sobre el el macro caso 01, referido al secuestro perpetrado en la región que abarcó al departamento del Tolima.

La labor de la JEP, a través de las magistradas que dirigieron la audiencia, fue impecable. Con altura y especialmente con autoridad, plantearon desde la lectura e interpretación de los hechos ocurridos, los horrores del conflicto armado. Cuando los comandantes comparecientes quisieron irse por las ramas en las preguntas directas realizadas por las víctimas, ellas, con firmeza los emplazaban a dar respuesta a lo que se les preguntaba.

El secuestro fue un flagelo execrable que, en palabras de los propios comandantes, propició la descomposición de una organización que se autoproclamaba como revolucionaria. Por los propósitos financieros no se paraban en mientes y violaron los derechos humanos de los secuestrados sin ninguna consideración. Amenazaron, desplazaron, extorsionaron, violaron mujeres indefensas y asesinaron sin contemplación a niños y mujeres al acusarlos de cómplices o infiltrados del enemigo.

No hay nada de revolucionario en un acto que hoy es considerado como un crimen de lesa humanidad. Retener en contra de la voluntad a una persona no tiene ninguna justificación. Torturarlas y no tener en cuenta la afectación al secuestrado ni a sus familias es francamente criminal.

La JEP a través de esta audiencia puso de presente que, en la mayoría de los casos, los comparecientes reconocieron estos actos como un error y pidieron perdón a sus víctimas. La reconciliación requiere que previamente haya un perdón genuino. Según estudiosos del conflicto armado en otras latitudes, construir la paz, requiere de una cantidad de tiempo similar a la duración de la confrontación violenta. Si tenemos en cuenta que con las extintas Farc, la confrontación duró casi seis décadas, estamos aún muy distantes de consolidar la paz en nuestro país.

A los presentes en la audiencia, esta fue una verdadera inmersión en el horror. Una cosa es ver noticias desde la comodidad de la casa, especialmente si uno vive en una gran ciudad donde el conflicto no tuvo una gran afectación para uno y la familia, y otra, escuchar los testimonios de las víctimas, reclamando la verdad a las extintas Farc, tratando de entender aún la razón que tuvieron para secuestrarlos y someterlos a un proceso de degradación inexcusable.

La guerra apareció con su faceta despreciable. Las consecuencias van más allá de los muertos, traspasa a sus familias, les propina un golpe brutal del cual muchas de ellas no se recuperan. 

Fácil es reivindicar la guerra cuando se desconoce su real impacto. Al final de este evento, queda resonando en los asistentes, las ideas acerca de lo estúpido de la violencia y las atrocidades de quienes creyeron que esta era la gran partera de la historia.

La paz decían las víctimas adoloridas, vale todo lo que se haga por su consecución.

 

Hugo Rincón González

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