Escuchábamos el 24 de diciembre a Felipe VI, rey de España, reclamar que la Constitución de 1978 -que acaba de cumplir 45 años- sea cumplida y observada.
No son halagadores los resultados que, en cuanto a los estudiantes colombianos de quince años, fueron divulgados por el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, más conocido como “Informe PISA”, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE. Según la información suministrada, en las áreas de matemáticas, ciencias y lectura -que fueron las evaluadas en jóvenes de ochenta y un países- el nuestro ocupó el penúltimo puesto, y en general, resulta claro que la formación, los conocimientos y la aptitud, al menos en esas áreas, es muy deficiente. Nuestros puntajes fueron inferiores a los obtenidos en 2018, que tampoco eran buenos.
Para quienes creemos en la dignidad de la persona humana, en sus derechos esenciales, en el respeto que merecen la vida y la integridad física y moral de los niños, de las mujeres y de las personas mayores, en el Derecho Internacional Humanitario, nos resulta muy doloroso y frustrante ver a diario -desde el pasado 7 de octubre-, lo que acontece en la Franja de Gaza. No se necesita sino una mínima sensibilidad para conmoverse profundamente con las terribles imágenes que nos llegan por las vías digitales y virtuales, sobre continuos bombardeos y destrucción de casas de habitación familiar, parques, hospitales, iglesias, ancianatos, ambulancias.
Como lo muestran las cifras y lo que se sufre a diario en miles de hogares, el panorama de la salud en Colombia no es el mejor, aunque no faltan quienes exponen el sistema vigente como uno de los mejores en el mundo.
Lo natural es que el deporte nos congregue como colombianos, sin política, sin polarización, sin diferencias partidistas, religiosas ni sociales. Siempre hemos estado unidos, al lado de nuestros deportistas, para apoyarlos, toda vez que nos representan y nos enorgullecen ante el mundo. Y sí que los han hecho y lo siguen haciendo bien, como lo vemos constantemente.
El Estado -que no se reduce al Gobierno, como algunos piensan- es una organización política cuyas metas prioritarias -en especial si se define como Estado Social de Derecho- radican en la búsqueda y preservación de los intereses de toda la colectividad, en la garantía de los derechos y libertades de todas las personas y en la satisfacción de sus necesidades más sentidas y apremiantes.
Tanto el secuestro de Luis Manuel Díaz -padre de nuestro crédito deportivo Luis Díaz-, como los de muchas otras personas, hacen evidente y claro que el ELN no tiene voluntad de paz.
El equilibrio, la razón, la sindéresis, la independencia y la imparcialidad son características esenciales del buen funcionario público. Son elementos indispensables para el ejercicio de las funciones del Estado, en especial cuando se trata del ejercicio de los derechos fundamentales y las libertades públicas.
Según el artículo 1 de la Constitución, Colombia es un Estado Social de Derecho, lo que, como lo señala la Corte Constitucional, la acción del Estado debe dirigirse a garantizar a los asociados condiciones de vida dignas.