Reclutamiento forzado, peores formas de trabajo infantil, violaciones, agresiones físicas y psicológicas entre otras, son algunas de las afrentas más dolorosas de las cuales nuestros menores se convierten en victimas; lamentablemente, muchas de ellas quedan en la impunidad, principalmente por el temor a denunciar, y en algunos casos por la inoperatividad de quienes son los responsables de capturar y judicializar a estos delincuentes.

Pero es preocupante saber que la agresión no termina ahí, hay otro flagelo que se suma a la larga lista de ofensas y abusos hacia nuestros menores, que silenciosamente se ha convertido en una práctica lucrativa pero aberrante que los condena a una infancia y adolescencia denigrante; que hace todos los estragos en su etapa de desarrollo afectivo y emocional y además deja un sello imborrable, tormentoso y repudiable en sus vidas.

La Explotación Sexual Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes – Escnna - es una vil práctica en la que los menores se convierten en un objeto de compraventa sexual, para ser comercializados a través de la pornografía, el matrimonio servil y/u obligados a diferentes prácticas sexuales por parte de perversos proxenetas, algunos inclusive sus propios padres o familiares, quienes viven de las ganancias de inocentes e indefensos que ni siquiera están en la capacidad de tomar decisiones autónomas.

El turismo, el transporte de carga pesada, los mega proyectos ubicados en pequeñas poblaciones que obligan la presencia de extranjeros o nacionales de otras regiones, y la presencia de actores del conflicto armado, entre otros, son algunas de las condiciones que más aportan a la vulnerabilidad de un territorio frente a la problemática de la Explotación sexual de NNA.

A pesar que el Tolima no ocupa los lugares más altos en el reporte de casos, si presenta todos los factores predisponentes y además registra una línea ascendente en el numero de denuncias que para el 2011 alcanzó 33 en todo el Departamento.

Sin embargo, se estima que la mayoría de casos quedan ocultos, subvalorando la problemática y favoreciendo su proliferación, pero sabemos que el problema es de gran envergadura, sobre todo cuando las víctimas son la población que más necesita nuestra solidaridad y protección, por tanto se hace necesario una acción integral por parte de todo el Estado para proteger a nuestros niños, niñas y adolescentes de este enemigo furtivo.

Es preciso iniciar la construcción de una robusta muralla que bloquee el paso de este flagelo; campañas comunicativas de sensibilización, información y prevención, conformación de redes de personas para hacer frente a la explotación sexual; capacitación a ciudadanos y funcionarios en temas de identificación de casos y rutas de atención de denuncias; pero además, es fundamental que el problema se haga tan visible que autoridades y ciudadanos asumamos una actitud protectora hacia nuestros menores de manera que logremos garantizar el respeto total de sus derechos y salvaguardar la dignidad de quienes son el presente y futuro de nuestra sociedad.