Elecciones y paz

Hugo Rincón González

Estas elecciones presidenciales del próximo 27 de mayo son históricas para el país. Son las primeras que se realizan sin la existencia del actor armado que influyó tanto en las últimas determinaciones de los colombianos para elegir presidente, las Farc. Las que pueden seguir determinando que el país avance hacia la consolidación de la reconciliación, la convivencia y la paz, sin tener que ver al ejercicio de la política ligada con la presión armada de actores ilegales.

El reto que se pone de presente y que seguramente se va a superar, es lograr que la abstención disminuya y que no sea del 60% como se presentó en la elección presidencial del 2014. Pareciera que por el fervor y el entusiasmo que se ha visto en esta campaña, este porcentaje disminuirá y serán muchos los colombianos que se harán presentes en las urnas para elegir, ojalá la mejor alternativa para la Nación.

Una preocupación ha estado presente en este debate y es la relacionada con la enorme polarización que se respira en los cuatro puntos cardinales del país. Esto se refleja en que ha existido más agresión que conversación en las redes sociales, en las charlas de los amigos e incluso al seno de las mismas familias, en las cuales el tema político alejó a los más cercanos por cuenta de las divergencias en lo que más le conviene al país.

La polarización ha generado una situación en la que no nos escuchamos, no se respetan las posiciones del otro porque queremos imponer por la mala, la propia.

Se ha llegado al extremo en que se defienden candidaturas, sin tener mayor información de las propuestas, solamente movidos emocionalmente por lo que dicen los medios de comunicación masivos, que tienen intereses claros en defender algunas opciones políticas en detrimento de otras.

Hay que reconocer sí, que esta campaña puso en el debate los temas que habitualmente no se discutían por estar la agenda circunscrita al tema de la guerra. Hay que reconocer que un candidato ha logrado posicionar los temas que hoy se discuten: las energías renovables, el rechazo fracking, el impuesto predial al latifundio improductivo, la lucha contra los corruptos, la gratuidad de la educación, el derecho a la salud sin el papel intermediario de las EPS, entre otros.

Nos jugamos en estas elecciones entonces: 1) la continuidad del proceso de implementación del proceso de paz, 2) la continuidad del proceso de negociación hoy en marcha con el Eln, 3) la superación de las brechas entre el campo y la ciudad, 4) el papel de los ciudadanos en la toma de decisiones, para mencionar solamente algunos aspectos fundamentales.

Por todo lo anterior necesitamos que todos salgamos a votar este domingo próximo, que lo hagamos con responsabilidad para fortalecer la paz, nuestra democracia y para derrotar a las prácticas clientelistas y politiqueras que han sido la constante a lo largo de la historia de Colombia.

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