Denuncia y reclamo

Bien hace el Defensor del Pueblo en censurar estos procedimientos y denunciar los padecimientos de los habitantes de Gaitania, la peor política es callar ante la injusticia y silenciarse ante los abusos.

Mucho se ha debatido recientemente acerca del sureño municipio de Planadas, una feraz región, habitada por gente trabajadora e industriosa que ha tenido que soportar, a través de los lustros, a más de un consuetudinario abandono ser el escenario donde se ha librado con más encono el conflicto colombiano.


El gobierno seccional en cabeza de Óscar Barreto ha querido enmendar la injusta exclusión y desde las primeras de cambio ha enfocado esfuerzos y recursos de la gobernación y del gobierno central para superar el aislamiento y reconfigurar la presencia del Estado con obras de infraestructura y dotación de servicios.

Sobre la zona gravita una circunstancia de enorme significación pues en el corregimiento de Gaitania tuvo lugar la creación de las FARC y este grupo armado ilegal ha ocupado la región sin interrupción al punto de convertirse en un estado dentro del estado colombiano y santuario y meca de la organización subversiva. Situación que sólo vino a varias en los últimos cuatro años.

Por supuesto que la ausencia del Estado por decenas de años no se remedia en corto plazo, requiere de ingentes esfuerzos, de hechos reiterados y de la configuración de un tejido de confianza todo en medio del rugir de las armas y la disputa armada del territorio.

Como siempre los afectados son los habitantes de la región que se empecinan en permanecer en sus tierras y que ahora, nuevamente, deben padecer los abusos de las FARC en la forma de reclutamiento forzado de niños y jóvenes, en el asesinato de quienes se atreven a reclamar en contra de las lesivas actuaciones y a verse sometidos al confinamiento que les impide moverse libremente, adquirir sus vituallas sin limitaciones o a comunicarse con quienes les parezca.

Por cierto, del otro lado también han tenido que soportar limitaciones similares pues de lado y lado siempre han sido mirados con recelo y prevención.

Bien hace el Defensor del Pueblo en censurar estos procedimientos y denunciar los padecimientos de los habitantes de Gaitania, la peor política es callar ante la injusticia y silenciarse ante los abusos.

EL NUEVO DÍA

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