Al igual que en Estados Unidos, Argentina y México, en cuanto hace al continente americano, las parejas del mismo sexo, que así lo deseen, podrán acudir a las notarías o juzgados para oficializar sus uniones a través del matrimonio.
Un fallo de tutela aceptado por la Corte Constitucional en una votación de seis votos a favor contra tres en contra derrotó la ponencia negativa del magistrado Jorge Ignacio Pretelt y acogió la contraria sustentada por el magistrado Alberto Rojas.
De esta forma la Corte reconoce a la comunidad Lgbti igualdad de derechos a los de las parejas heterosexuales, tras una controversia que ha tomado años y provocado enconados argumentos de parte y parte.
Con la ponencia de Pretelt fue derrotada la radical oposición del Procurador que, a la vez, era secundada por partidos como el Conservador y la mayoría de las iglesias, de manera que de ahora en adelante ni jueces ni notarios podrán negarse a validar las uniones de quienes lo quieran hacer.
Por supuesto que, contrario a lo que algunos argumentan, el fallo de la Corte Constitucional ni obliga a las parejas a legalizar la unión ni pone en peligro a las familias heterosexuales, como tampoco ocurre con la adopción por parte de parejas del mismo sexo.
El fallo considerado como una decisión histórica en el camino de reconocer iguales derechos a un significativo segmento de la población salda una lucha de varios lustros que culmina con una clara definición del alto tribunal.
Por supuesto que allí no habrá de parar la controversia que seguirá librándose respecto de este tema, así como de la mencionada adopción, la eutanasia, el aborto sin limitaciones y el uso de ingredientes como la marihuana para uso medicinal.
Lo ocurrido con el tema del matrimonio se verá multiplicado en la consideración de los otros asuntos que desde siempre ha provocado cuestionamientos y enfrentamientos.
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