Editorial: Venezuela: entre el autoritarismo y la rebelión de su gente

Sin embargo, reza un adagio popular: “Si bien el autoritarismo aplasta, el permisivismo ahoga”, y tal parece que el pueblo venezolano por fin ha despertado, probablemente las cosas finalmente puedan empezar a cambiar.

La situación en Venezuela, no había podido estar más tensa desde que Nicolás Maduro asumió el poder a causa del fallecimiento de Hugo Chávez. Hoy se habla del rompimiento de la democracia, a pesar de que mucho antes, esta se viera fracturada a manos del autoritarismo del oficialismo chavista. La crisis en el vecino país ha tocado fondo, con la decisión de cinco tribunales de suspender el referendo revocatorio promovido por la oposición, y que buscaba la salida del poder del presidente Maduro.

La Asamblea Nacional conformada en su mayoría por miembros opositores, ha declarado la ruptura del orden constitucional, y líderes como Enrique Capriles, a quien arbitrariamente le prohibieron salir del país, han invitado a la gente a una rebelión popular, y a marchar en contra del gobierno Maduro, el cual ha llevado a los venezolanos a la peor crisis de su historia reciente. Sin mencionar, los encarcelamientos de los también líderes opositores Leopoldo López y Daniel Ceballos.

La caída de su economía, el desabastecimiento de alimentos, la escasez de medicinas, los problemas de orden público, y los constantes ataques a la prensa, son parte de la crisis humanitaria que se vive a diario en Venezuela. La Mesa de Unidad Democrática, movimiento opositor que ganó ampliamente en las elecciones legislativas de diciembre pasado, se ha empoderado como nunca antes, luego de 17 años de hegemonía chavista, y para el día de hoy han anunciado una manifestación por las calles del país sin precedente.

Por su parte, Maduro y quien en los últimos días se encontraba de gira por el medio oriente, fue recibido por el Papa Francisco, quien lo invitó a establecer canales de diálogo con la oposición, a lo que aparentó mostrarse receptivo. Sin embargo, dicha propuesta se queda corta ante la magnitud de la situación, y no resuelve los problemas estructurales que tiene Venezuela. A ello, hay que agregarle que hoy Maduro, tiene un 76% de desaprobación según la firma encuestadora Datanálisis, pues según la gran mayoría de venezolanos, la única salida a los problemas ya enumerados, es el fin de su mandato.

Además de la mediación católica, y de las alertas emitidas por organismos internacionales como la OEA y Human Rights Watch, se hace necesaria la solidaridad y el pronunciamiento de los diferentes líderes y mandatarios del mundo. Algunos presidentes latinoamericanos, incluido el de Colombia, se han mostrado blandos y pasivos ante el proceder del gobierno venezolano.

Lo cierto, es que hoy el panorama político para los venezolanos es incierto. Sin embargo, reza un adagio popular: “Si bien el autoritarismo aplasta, el permisivismo ahoga”, y tal parece que el pueblo venezolano por fin ha despertado, probablemente las cosas finalmente puedan empezar a cambiar.

REDACCIÓN EDITORIAL

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