Editorial: Y el Túnel de La Línea, ¿qué?

El Túnel de La Línea ya no aguanta más espera, ni el país pasa por el mejor momento económico para seguir invirtiendo y contratando con quienes incumplen.

Nueve años se van a cumplir desde que fue licitado el proyecto del Túnel de La Línea, y las obras parecen no avanzar. A la poca celeridad, se sumó la negativa de prórroga al contrato que tenía como objeto terminar el último 12 por ciento de las obras. Lo anunciado por el Director de Invías obedece a varios incumplimientos de la firma liderada por Carlos Collins, y que en efecto retrasará aún más la entrega, proyectada para el segundo semestre de 2018.

Lo cierto es que la historia del Túnel va mucho más allá, y se remonta 100 años atrás, cuando se empezó a estudiar la idea de dicha obra que conecta principalmente Quindío y Tolima. Desde entonces han pasado más de 20 presidentes, y hasta el momento ninguno ha tenido el privilegio de inaugurarla oficialmente, y probablemente Juan Manuel Santos tampoco lo tenga. Hay que recordar que el expresidente Álvaro Uribe inauguró la fase piloto, y que Carlos Alberto García, director de Invías, informó que en parte los retrasos, se deben a que el contrato no fue bien estructurado, ni bien planificado durante el gobierno Uribe.

Con el paso del tiempo, se han hecho múltiples intentos por terminar el Túnel, que han incluido la construcción de un túnel principal para la vía férrea, y unas nuevas actividades de perforación en 1929 que finalmente fueron suspendidas en 1952. La inversión que se ha hecho en la concepción de la obra es incalculable, y solamente desde 2000, los créditos superaron los 650 mil millones de pesos.

No hace falta decir que el Túnel de La Línea, con todo lo que ha significado su construcción, tanto recursos como desgaste político, se convierte junto al futuro tercer carril Bogotá - Girardot, en la obra de mayor importancia para el país, pues será el túnel automovilístico más largo de América Latina, con longitud de 8.651,55 metros.

Con la negación de la prórroga al contrato inicial con la Unión Temporal Segundo Centenario, y representada por Carlos Collins, se vendrá un nuevo proceso licitatorio por un valor de 200 mil millones, y del que se espera pueda culminar el 12% restante. Ojalá quien logre quedarse con la adjudicación pueda entregar la obra en el tiempo estimado, y sin ningún contratiempo. El Túnel de La Línea ya no aguanta más espera, ni el país pasa por el mejor momento económico para seguir invirtiendo y contratando con quienes incumplen.

REDACCIÓN EDITORIAL

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