Inventores del Ecobaño

Después de este reconocimiento, deberían venirse talleres, exposiciones, muestras y, por supuesto, apoyos a todo aquel que tenga algo que inventar y sea útil a la sociedad.

Un importante reconocimiento de manos de la Superintendencia de Industria y Comercio, recibieron en días pasados los ibaguereños Juan Ángel Bustos y Érica Bustos, padre e hija, creadores del Ecobaño, un novedoso aparato sanitario que permite ahorrar una buena cantidad de agua en cada descarga. El invento fue premiado como el mejor en la categoría industria en el Premio Nacional Inventor Colombiano 2016, y se convierte en un gran aliciente y ejemplo para muchos en Ibagué.

No es la primera vez que una creación de este ibaguereño es reconocida y realiza un aporte productivo a la sociedad, lo cual hace aún más meritorio el premio ganado junto a su hija. Bustos fue el creador de la barredora ecológica utilizada en nuestra ciudad para limpiar las calles, y cuenta con la patente del invento.

El Ecobaño creado en Ibagué, se suma a la lista de inventos hechos en Colombia a manos de personas aficionadas por los procesos de creación, y que sin contar muchas veces con las materias primas indicadas, o los estudios necesarios, han logrado generar elementos innovadores y de gran utilidad. No hace mucho, dos jóvenes del Urabá, también fueron premiados por crear con aluminio y fibra de carbono, un robot aéreo antiminas, capaz de localizarlas y detonarlas de manera controlada. También es de destacar, cuando el año pasado, doña Rosalba Cardona, líder comunal de 70 años y quien reside en un barrio popular de Medellín, logró construir la Flor Captadora y Potabilizadora de Agua Lluvia, la cual ha sido reproducida e instalada en diferentes coliseos deportivos de la ciudad, y en lugares en donde aún no contaban con el servicio de agua.

El premio a este par de ibaguereños, además de reconocer su talento y brillantez, fomenta las prácticas de invención y se convierte en un incentivo para aquellos quienes al igual que Juan Ángel y su hija, se interesan en transformar sus conocimientos, sean empíricos o académicos, en obras. También debe servir como punto de partida para que las instituciones educativas, los gremios y los diferentes sectores de la sociedad, le apunten a proyectos y actividades que permitan abrirle espacio al talento de los inventores. Después de este reconocimiento, deberían venirse talleres, exposiciones, muestras y, por supuesto, apoyos a todo aquel que tenga algo que inventar y sea útil a la sociedad.

REDACCIÓN EDITORIAL

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