Puntualidad y respeto

La puntualidad no es propiamente un atributo de los colombianos. Cuando se cita a una reunión de trabajo o una celebración especial, se fija una hora, pero los invitados llegan 30 o 40 minutos después y los organizadores saben que el horario no es respetado, por lo cual esperan a los impuntuales para comenzar el evento.

En las entidades públicas la situación es mucho más preocupante porque los funcionarios parece que desconocieran la palabra puntualidad. Y cuando están en el trabajo, es común que abandonen sus oficinas por minutos y hasta horas para ir a tomarse un tinto o hacer diligencias personales. Esta práctica ya está normalizada, y los ciudadanos están habituados a que un sencillo trámite en una dependencia pública puede tardarse horas porque los funcionarios están ausentes de sus puestos.

Esta semana, la alcaldesa de Ibagué, Johana Aranda, dejó por fuera a los funcionarios impuntuales. Los esperó en la entrada del palacio municipal y les hizo un cordial, pero enfático, llamado de atención y les recordó que su deber es con los ibaguereños. “Si cumplimos el horario de trabajo estamos respetando lo público”, indicó.

En su recorrido por las dependencias, la mandataria encontró que no habían llegado los secretarios ni los directores y a ellos les hizo notar que los que lideran los equipos han de ser los primeros en dar ejemplo.

Un llamado de atención similar había hecho la gobernadora del Tolima, Adriana Magali Matiz, en el segundo día de su mandato a los secretarios de despacho y directores que llegaron tarde a la primera reunión que los convocó.

La actuación de la alcaldesa generó una ola de comentarios de respaldo por parte de los ibaguereños que expresaron, a la vez, su cansancio con la falta de compromiso de los empleados oficiales en el cumplimiento de sus labores.

Los funcionarios tanto de la Alcaldía como de la Gobernación son servidores públicos y, de acuerdo con la Constitución, “están al servicio del Estado y de la comunidad” es decir que se deben a la ciudadanía.

Estas primeras acciones de nuestras gobernantes caen bien entre los tolimenses, pues marcan el inicio de un cuatrienio que esperamos trace una senda de trabajo duro y con responsabilidad.

El Nuevo Día.

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