Un faro en medio de la oscuridad

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Muchas veces la oscuridad es solo una oportunidad para encender el “faro” de su fe.

EUCLIDES ARDILA RUEDA

Usted tiene incorporado un singular “faro” que lo puede guiar durante las noches o en aquellas épocas de oscuridad.

¡Hablamos de la fe!

Ella es como ese tipo de linterna que se establece en un rincón de su corazón, para iluminarles sus pasos.

Ha de saber que con esa especie de “faro”, más allá de las nubes y de los relámpagos que le traen sus problemas, se logra conducir la “barca de la vida”.

Así no encuentre una explicación lógica para entender cada problema que surge en su entorno, la fe siempre será la clave de todo.

Por eso, busque cuáles son los propósitos de Dios en cada difícil situación que le corresponda afrontar.

Puede asimilar el hecho de que una adversidad es la oportunidad que el Señor le ofrece para demostrar sus capacidades o sus cualidades.

¡Claro! en esto también es preciso vivir cada jornada en paz y permitir que el mañana llegue a su debido tiempo.

Sucede que, a veces, usted se ocupa demasiado y hasta se inventa los problemas.

Haga como El Sol que nace cada día, sin acordarse de la noche que pasó.

Contemple la solución a ese grave problema que lo aqueja y no vea qué tan difícil le resultará resolverlo.

No se detenga en lo “malo” que ha hecho; camine en lo “bueno” que puede hacer.

Escuche a su corazón: las respuestas sobre las angustias de su alma, no las tienen los demás. Usted es el “faro” de su propia vida.

Nunca se dé por vencido, piense que si Dios le regaló la herramienta de la fe, es porque Él sabe que con ella podrá salir adelante.

¡Sea recursivo!

Usted puede ser un “faro” en su habitación, para luego convertirse en una auténtica estrella del cielo.

Para tener en cuenta

Jamás permita que la tristeza que sienta

lo haga caer en el

plano de la depresión.

¡Ayúdese a no fomentar su propio desconsuelo!

Con optimismo, podrá obrar con sensatez.

Y así, ¡no volverá a caer derrotado!

¡no se acueste preocupado!

Más allá de las adversidades, no se puede quedar atado.

¡Todo lo contrario!

Es en ese momento cuando más debe esforzarse para vencer las barreras.

Si no hace algo por usted mismo, se quedará cargando el enorme peso de sus angustias.

Es más, ni siquiera podrá conciliar el sueño.

Y durante las largas noches de angustias dará ‘giros y giros’ en la cama, maldiciendo las cosas que deberá afrontar.

Refundido entre sábanas y almohadas, se sentirá como si estuviera “con el agua hasta el cuello”.

¿Algo lo trasnocha?

Le planteamos el siguiente ejercicio:

Cierre sus ojos por un instante y pídale a Dios sabiduría para saber cómo actuar ante eso que no lo deja dormir. Cuando menos lo piense, esas respuestas que tanto busca aparecerán.

De pronto, tras la oscuridad de la noche verá que no todo es tan grave y con esa actitud positiva verá la luz al final del túnel.

Puede impregnar su mente con ideas saludables o positivas y preparar, de esta forma, el camino para encontrarles salidas a sus vicisitudes.

Por su salud

¿Le ha ocurrido que se levanta por la mañana más agotado que cuando se acostó?

Si eso le pasa, recuerde en qué estaba pensando durante los últimos cinco minutos antes de conciliar el sueño.

Es que lo que se piensa durante esos cinco minutos, impactará su forma de dormir y determinará cómo será el próximo día.

Cuando duerme, su “percepción consciente” descansa, pero su mente “inconsciente” permanece activa. ¡No lo dice la Página Espiritualidad! Lo afirman los sicólogos, quienes se refieren al “subconsciente” como el “subdirector auxiliar de la vida”.

Cuando la mente consciente está ‘fuera de acción’, el subconsciente asume el control.

El subconsciente cumple con las órdenes que recibe, aún cuando no esté al tanto de ello.

Por ejemplo: Si se acuesta preocupado, el subconsciente graba este sentir, lo cataloga como temor y, entonces, actúa como si fuera realidad.

Como resultado de ello, los músculos permanecen en tensión y se altera el sistema nervioso, lo que significa que el cuerpo no está descansando en realidad.

En cambio, si esos últimos minutos se invierten en un pensamiento calmado o alentador, el sistema nervioso interpretará: “Todo anda bien”, y pondrá el cuerpo en relajamiento. Esto le ayudará a despertar estimulado.

Muchos de los días que comienzan “mal”, se deben a esos últimos cinco minutos críticos de pensamientos conscientes.

Credito
EL NUEVO DÍA

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