Envejecer con dignidad

El fenómeno de envejecimiento es una realidad en Colombia.

Según la proyección poblacional del Dane para el 2011, en el Tolima hay 169 mil 333 personas mayores de sesenta años que representan el 12 por ciento del total de la población del Departamento. Esta es una situación que no se puede desconocer: nuestra sociedad está envejeciendo y esta situación es un fenómeno imparable que se debe atender con mucha seriedad.

Algunos países desarrollados funcionan bajo políticas ya muy estructuradas para que los adultos mayores disfruten de condiciones dignas para vivir a plenitud esta etapa de la vida. Entre nosotros, la situación es diferente: Colombia presenta un grave problema de desprotección social de la población adulta mayor, sin que se vean mayores logros en el intento por resolverlo.

Existe una política pública sobre los adultos mayores pero su impacto no es muy claro, por lo menos en nuestro medio. Esta política debe garantizar al adulto mayor, especialmente los que viven en abandono, y aquellos que no cuentan con recursos suficientes para sobrevivir y que sufren en silencio, el acceso real al disfrute de sus derechos económicos y sociales que le permitan ejercer una ciudadanía plena.

Ahora que estamos en período electoral es importante conocer los planes de los candidatos sobre este sector poblacional. Son los gobernantes quienes deben liderar una política integral e intersectorial que articule el sector educativo y de salud para formación de hábitos saludables; el sector productivo y de formación para el trabajo, para que se garanticen oportunidades de autorrealización personal del adulto mayor, en un concepto de inclusión social y el aprovechamiento de sus experiencias de vida. Los gobiernos también deben pensar en un ejercicio de planeación a corto, mediano y largo plazo, que asegure la sostenibilidad de los hogares de bienestar. Deben asignarse recursos y responsables, mediante acciones intersectoriales, que trasciendan las administraciones y en las que las instituciones se comprometan a trabajar por los mayores.

Esta política debe incluir a la sociedad entera para que los adultos cambien su actitud hacia los viejos y los niños y adolescentes se formen bajo una concepción integral de vida, hacia una adultez activa y participativa que conduzca a una vejez digna también para ellos. De manera estructural, es fundamental fortalecer el trabajo con la familia. El adulto mayor debe permanecer vinculado a ella, como un integrante activo y participante. Es necesario, también, abrir espacios lúdicos en los que la persona mayor pueda disfrutar de la cultura y transmitir sus recuerdos y, con ellos, las tradiciones de su región como las vivió en sus años de juventud.

Envejecer es un proceso natural de cambios que las sociedades deben manejar de manera responsable. Es importante crear las condiciones para que los adultos mayores conserven su salud emocional y una vida plena en esta etapa de su existencia.

EL NUEVO DÍA

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