Positivas acciones

Son positivas acciones (un poco tardías) por medio de las cuales se ha rubricado el compromiso que, en la medida de lo posible, deben ser replicadas por las diferentes administraciones municipales y que, es de esperar, se cumplan a rajatabla sin los obstáculos que, muchas veces, imponen burócratas empeñados en justificar su existencia haciendo infeliz la de sus semejantes.

Ya son pocos los que recuerdan el destacado desempeño de los deportistas que, arropados con la bandera vino tinto y oro, participaron en los IX Juegos Nacionales cuya sede fue Ibagué. Ya han transcurrido 44 años de las hazañas de Ángela Galindo, Rosmery Cárdenas, Pedro Grajales, Laureano Guayara, Eliseo Campos, Ricardo Mejía, Giselle Levy, Magda Muñoz, Fernando Sandoval, Isabel Agudelo, Gustavo Ospina, Bernardo López, Roberto Sarmiento, Lester Francel, Rodrigo Minota, Armando Cruz, Doris de Montoya y tantos otros que obtuvieron preseas en esas jornadas.

Las borrosas memorias se aclaran al observar los actos en los que la gobernación del Tolima e Indeportes se comprometen y ofrecen, a deportistas de la región, el soporte económico y técnico para proyectar sus destrezas y sus habilidades para representar al departamento en las justas que han de celebrarse a fin del año 2015 en Ibagué, Quibdó y varios municipios del Tolima.

En acto de justicia han quedado incluidos no solo quienes han de participar en los Juegos Atléticos, sino también los que han de hacerlo en los Juegos Paralímpicos, de manera que se borra una incomprensible exclusión del pasado.

El éxito de los organizadores de esta clase de torneos se mide no solo con la dotación a las sedes de los escenarios apropiados para las competencias, que se han de convertir en un legado que beneficia a varias generaciones, sino por el esfuerzo de disciplina, constancia y sacrificio que entraña la preparación de los participantes con el indeclinable optimismo y la probada sapiencia de los entrenadores y monitores, que se convierten en senda a seguir y magnífico ejemplo para los habitantes de una región.

Son positivas acciones (un poco tardías) por medio de las cuales se ha rubricado el compromiso que, en la medida de lo posible, deben ser replicadas por las diferentes administraciones municipales y que, es de esperar, se cumplan a rajatabla sin los obstáculos que, muchas veces, imponen burócratas empeñados en justificar su existencia haciendo infeliz la de sus semejantes.

Al conocer estas determinaciones es preciso imaginar las veces que la bandera vino tinto y oro ondeará con el Bunde como fondo y los miles de muchachos que pretenderán imitar a los deportistas en esfuerzos que solo beneficios han de traer para ellos, sus familias y comunidades.

REDACCIÓN EDITORIAL

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