Editorial: Sin propósito claro

Como ha ocurrido en los dos últimos años desde este rotativo en sus páginas de opinión se ha denunciado la futilidad de involucrar a toda la ciudadanía en un proceso de tal magnitud cuando no se contrasta con datos históricos, no se realizan las mediciones sobre contaminación auditiva y atmosférica con instrumentos de precisión y sitios y horas determinados (...)

Casi tres meses después del día sin carro y sin moto en Ibagué el Procurador Ambiental, Ernesto Cardoso, ha reclamado a Cortolima por no revelar los resultados de las mediciones que se debieron llevar a efecto el 4 de febrero, para poder comparar los resultados de las jornadas, el beneficio del entorno por cuenta de la actividad y el uso que se da a tal información para establecer los correctivos necesarios.

La respuesta del director de Cortolima, Jorge Enrique Cardoso, revela la ocurrencia de hechos que fueron denunciados en su oportunidad y que indican la poca o ninguna pertinencia de tal actividad cuando no va acompañada de planeación, contraste con índices anteriores y utilización de la información recabada para un propósito efectivo y mensurable.

Como ha ocurrido en los dos últimos años desde este rotativo en sus páginas de opinión se ha denunciado la futilidad de involucrar a toda la ciudadanía en un proceso de tal magnitud cuando no se contrasta con datos históricos, no se realizan las mediciones sobre contaminación auditiva y atmosférica con instrumentos de precisión y sitios y horas determinados y, más importante aún, si la información obtenida no se emplea en aplicar correctivos que mejoren la situación, ya que de no procederse así la jornada solo sirve para conseguir una efímera y circunstancial mejora.

De poco sirve el traumatismo a que se somete a la ciudadanía de no tomarse los correctivos necesarios y que son de pleno conocimiento de las autoridades y funcionarios. Se sabe que sobran en las calles de Ibagué no menos de 200 busetas viejas y contaminadoras que deben ser “chatarrizadas”, que son centenares los taxis que sobran, entre los “gemeliados”y los autorizados irregularmente tras el pago de “incentivos”, que debe realizar la Administración un proyecto serio para dotar a la ciudad de ciclorrutas y un eficiente servicio de transporte masivo en el que, por supuesto, debe instaurarse una racionalización de las rutas y frecuencias. A lo que se debe añadir un estricto control de elementos y aditamentos que magnifican el ruido y de aquellos que se convierten en un peligro para peatones y vehículos.

Son actividades que deben derivarse del análisis de los datos que se corroboran en las jornadas mencionadas y que de no aplicarse las convierten en inanes y estorbosas.

REDACCIÓN EDITORIAL

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