Teorías cíclicas

El ciudadano desorientado busca entonces explicaciones a asuntos tan prosaicos y urgentes como la mengua en su capacidad de compra, pues el maíz sube deprecio y con él las arepas, así como los huevos y los pollos.

Sobre asuntos económicos lo único que se puede decir con certeza es que son inextricables, pues en una época algunos postulados se veneran como la verdad revelada, un tiempo después esas mismas teorías se convierten anatema, con los que nadie se quiere identificar. Para explicar lo que sucede alguien recordaba en estos días que un economista es un estudioso que formula su visión de lo que debe hacerse para solucionar un problema, para luego pasar años explicando la razón por la que la solución nunca funcionó.

Colombia, por supuesto, no es un país donde las cosas funcionen de forma diferente. Por ejemplo: desde cuando el general Melo se tomó el poder apoyado por los artesanos, a mediados del siglo XIX ha existido permanente confrontación entre los partidarios de la protección de la producción y la industria nacionales y los decididos voceros de que esa protección es la fuente de todos los males y lo que realmente debe hacerse es abrir de par en par las fronteras al flujo de mercancías.

En estos días el ciudadano común y corriente confronta otra disyuntiva que evoluciona a través del tiempo; lo sorprendente para el neófito es que son los mismos que unos meses atrás sostenían que lo más beneficioso para la población colombiana era tener un peso fuerte ante un debilitado dólar, ahora sean quienes defienden que para el país resulta oportuno que el peso pierda valor y el dólar suba cual volador.

De la misma manera encuentra el ciudadano que quienes eran fervorosos defensores de la debilidad del peso sean ahora quienes se manifiesten en contra del dólar caro.

El ciudadano desorientado busca entonces explicaciones a asuntos tan prosaicos y urgentes como la mengua en su capacidad de compra , pues el maíz sube deprecio y con él las arepas, así como los huevos y los pollos. Si se detiene a analizar un poco encuentra que el país , que en el pasado era autosuficiente en la mayoría de los elementos de la canasta familiar, ahora se enfrenta al hecho d que los componentes de la bandeja paisa son en un 60 por ciento importados y sujetos a los vaivenes del dólar.

Pero no hay que perder la fe ni caer en la desesperanza, dicen los doctos analistas, pues los problemas son pasajeros ya que ante el precio de la moneda estadounidense la economía nacional reaccionará y volverá a producir todo lo que ahora se importa y así se renovará el ciclo.

REDACCIÓN EDITORIAL

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