Editorial: Cabildeo

Los poderosos grupos de presión de la industria de bebidas edulcoradas y del azúcar tienen un bien aceitado cabildeo con herramientas efectivas en el Congreso, los medios, los gremios y hasta los sindicatos, de tal manera que apabullaron la propuesta del Ministro de Salud.

La iniciativa del ministro de Salud, Alejandro Gaviria, de limitar el consumo de bebidas azucaradas en Colombia fue repelida desde diversos frentes y muy caracterizados sectores.

La propuesta tiene dos fundamentos muy sólidos. En primer lugar, el dañino efecto que tales bebidas tienen en la salud de los consumidores, que se acentúa con el paso del tiempo y con dolencias como diabetes, obesidad y enfermedades circulatorias. La medida ya ha sido implantada en diversos lugares del mundo con diversos grados de intensidad. En el sistema escolar público de la ciudad de Nueva York las gaseosas fueron suprimidas del menú o reducido el tamaño del recipiente en que se ofrece la bebida.

De otro lado, la iniciativa estuvo acompañada de una propuesta que, a la par de añadir el IVA al precio de las bebidas edulcoradas, se les establece un impuesto del 20 por ciento para desestimular su consumo, particularmente entre los jóvenes, que son los más propensos a la publicidad de los fabricantes. El producto de estos gravámenes habría de emplearse en fortalecer los recursos del sistema de salud (que bien se necesita), en buena medida afectados por la atención por las consecuencias del consumo de tales productos. Se calcula que los impuestos producirían 3.9 billones de pesos anuales. México, que tiene en la obesidad uno de los problemas más graves de salud pública, ya ha implantado la medida con apoyo generalizado.

Los poderosos grupos de presión de la industria de bebidas edulcoradas y del azúcar tienen un bien aceitado cabildeo con herramientas efectivas en el Congreso, los medios, los gremios y hasta los sindicatos, de tal manera que apabullaron la propuesta del Ministro. De la misma manera como las investigaciones del superintendente de Industria y Comercio, Pablo Felipe Robledo, en contra de las prácticas oligopólicas en la industria del azúcar han hecho brotar opositores en los mismos escenarios.

Lo acontecido recuerda el fragoroso camino recorrido por los organismos de salud en todo el mundo para limitar el consumo de tabaco y las manipulaciones de todo orden hechas por la industria tabacalera desde mediados del siglo pasado.

Los argumentos se irán acumulando y las evidencias se harán de tal manera irrebatibles que habrán de pasar por encima del poder y el dinero de unos pocos para beneficio y salud de la mayoría y, en no poca medida, para aliviar los presupuestos de la salud.

REDACCIÓN EDITORIAL

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