Editorial: De toma y dame

Pero en realidad lo que subyace es una retaliación del gobierno de Varela contra Colombia, su gobierno y los colombianos que frecuentan ese país y hacen negocios de toda índole ( legales e ilegales) que se facilitan en razón de la laxitud del gobierno panameño con las transacciones que se hacen en la zona libre de Colón y que inundan con mercancías de contrabando los mercados de América del Sur.

En la historia de las relaciones recientes entre Colombia y Panamá se suceden capítulos en lo que parece una saga con elementos ocultos.

A la petición colombiana de que el gobierno panameño suministre información financiera y fiscal sobre empresas y personas colombianas con negocios en el país centroamericano se produjo la amenaza panameña de establecer un gravamen adicional a los colombianos que realicen negocios en Panamá.

Condimentada por una votación en la OEA en contra de los intereses colombianos.

Vino, entonces, el escándalo de los Papeles de Panamá y al gobierno de Varela no le quedó opción distinta a plegarse a los requerimientos internacionales so pena de ser sometida al ostracismo en el sistema financiero.

Las revelaciones dieron cuenta de otros elementos poco edificantes sobre la conducta de importantes funcionarios involucrados en las negociaciones y los trámites de la legislación panameña que aparecen repetidamente en los Papeles.

Panamá puso algunas restricciones en tiempo al suministro de información y, enseguida, se produjo el incidente de la empresa Wisa y la familia Waked, propietaria de periódicos en Panamá y de la cadena de perfumerías La Riviera, a lasque las autoridades estadounidenses acusan de ser lavadero de dinero del cartel mexicano de Sinaloa, lo que ha significado la vinculación a la Lista Clinton a los Waked y a toda su red de empresas lo que, sin duda, causará un enorme impacto económico y laboral en Panamá.

Casi simultáneamente y sin razón aparente el gobierno panameño ha cerrado las fronteras con Colombia para el paso de indocumentados; aduce para ello que son muchos los ciudadanos cubanos en tránsito a Estados Unidos, pero en realidad lo que subyace es una retaliación del gobierno de Varela contra Colombia, su gobierno y los colombianos que frecuentan ese país y hacen negocios de toda índole ( legales e ilegales) que se facilitan en razón de la laxitud del gobierno panameño con las transacciones que se hacen en la zona libre de Colón y que inundan con mercancías de contrabando los mercados de América del Sur y el Caribe, pero principalmente los de Colombia, en operaciones que no son otra cosa que un gigantesco lavado de activos.

Hay que estar preparados para no sorprenderse con las jugadas que el gobierno panameño tiene entre la chistera.

REDACCIÓN EDITORIAL

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