Editorial: Retornar al camino

A todo lo anterior anuncia que el municipio se le ha de medir a la recolección de basuras y la gestión residual de sólidos. Bien vale la pena volver a pensar en grande tras la fracasada gestión pasada. Ojalá les alcancen el tiempo y los recursos.

Unos años atrás, cuando el Ibal no había sido sometido al sistemático saqueo de una camarilla era reconocido como la joya de la corona de la administración municipal de Ibagué. Tal era la solidez operativa y financiera que se alcanzó a esbozar la ampliación de actividades del Instituto siguiendo el exitoso modelo de las Empresas Públicas de Medellín EPM.

La ciudadanía sabe lo ocurrido pues lo que se siguió a la línea fue un esquema de latrocinio y parcelación de actividades que llevó al extremo de utilizar los excedentes de tesorería en especulación con valores de bolsa.

No solo se enterró el ambicioso proyecto de expansión de servicios sino su actividad sufrió desmedro al punto de quedar cada vez más áreas de la ciudad sometidas a racionamiento permanente de agua, carencia de alcantarillado y nulo tratamiento de las aguas servidas.

Todos conocen los penosos episodios que han impedido que la ciudad cuente con un acueducto complementario y la ineptitud y el desgreño con las que se contrató la esencial obra. Par no entrar a ahondar en el deterioro financiero de la entidad.

Resulta, entonces, oportuno que la nueva administración municipal y, particularmente, la del Ibal renueven las propuestas y propongan la recuperación de la entidad en todo su potencial.

Sin embargo, es preciso revisar la propuesta a la luz del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial POT, o proceder a reformarlo para hacerlo funcional, equitativo y adecuado a los requerimientos, capacidades y necesidades del municipio. Lo anterior por el hecho de que el nuevo POT ha involucrado en el área urbana de la ciudad extensos territorios a los cuales deberá atender con servicios públicos.

Ya lo reconoce el gerente del Ibal que el propósito de atender con agua potable en forma continua y permanente a la totalidad de la ciudadanía está lejos de lograrse y ha esbozado una meta para el presente gobierno de llegar al 94 por ciento de la población un promedio de 23.1 horas.

Una meta similar ha fijado en alcantarillado pues aspira a cubrir el 95 por ciento a partir del precario 87.2 por ciento actual. Como complemento de las tareas pretende el Instituto llegar a dejar reutilizables el 95 por ciento de las aguas servidas mediante la construcción de dos plantas adicionales a las tres actualmente en servicio.

Por cierto tendrá que enfrentar el Ibal problemas como el del colapsado contrato para la construcción del acueducto complementario y solucionar (aunque al respecto no se ha pronunciado) el problema de El Tejar.

A todo lo anterior anuncia que el municipio se le ha de medir a la recolección de basuras y la gestión residual de sólidos.

Bien vale la pena volver a pensar en grande tras la fracasada gestión pasada. Ojalá les alcancen el tiempo y los recursos.

REDACCIÓN EDITORIAL

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