Editorial: Etapas finales

El país ya tiene suficiente con 70 años de sangre y violencia, a más de que falta la aceptación del ELN a un acuerdo similar y la erradicación de las bandas paramilitares, bacrim o cualquier otro eufemismo que se aplique a su denominación.

En la medida en que se vislumbra la ineludible firma del acuerdo de paz con las Farc se va haciendo más evidente el desespero de ciertos sectores a los que no cabe en la mente nada distinto a la tierra arrasada y la eliminación física del contrario.

No ha sido un proceso fácil ni exento de incomprensión e intolerancia, pues un grupo cuya simple existencia entrañaba la destrucción del Estado y su suplantación por una visión unidimensional del mundo ha devenido en uno que se aviene al respeto a la Constitución, el abandono de las armas y la aceptación pacífica de la divergencia.

Mas no se piense que la dificultad estaba situada exclusivamente al otro lado de la barda, pues similar intolerancia y visión absoluta de la sociedad acompaña a un sector caracterizado por la intransigencia, que en la medida en que ve que el proceso está a punto de culminar no duda en utilizar las más controvertibles armas y los más rastreros argumentos para intentar hacer fracasar la empresa.

Por supuesto que no todo han sido aciertos del Gobierno, que desde el principio de su mandato promueve la idea del cese de la confrontación; pero de allí a agitar la delirante idea de la existencia de un bloque La Habana - Caracas para convertir a Colombia en un remedo de Cuba o Venezuela solamente cabe en mentes aisladas de la realidad o decididamente ruines.

Ahora han reeditado la teoría expresada años atrás por Carlos Castaño de fomentar una “resistencia civil”, a la que no demora en unirse el anunciado proyecto periodístico liderado por Ernesto Yamhure, quien, coincidencialmente, fungía como vocero oficioso del jefe paramilitar.

Como ya han comenzado a presentarse los atentados contra reclamantes de tierras o los promotores del acuerdo de paz viene bien la advertencia hecha por el expresidente César Gaviria en la Convención Liberal, para que de la “resistencia civil” no se pase a la otrora llamada “acción intrépida” o al físico atentado personal para intentar detener lo que parece inevitable.

El país ya tiene suficiente con 70 años de sangre y violencia, a más de que falta la aceptación del ELN a un acuerdo similar y la erradicación de las bandas paramilitares, bacrim o cualquier otro eufemismo que se aplique a su denominación.

REDACCIÓN EDITORIAL

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