Editorial: Imágenes del pasado

Hay que recurrir a dos o tres imágenes imborrables: Pastrana conversando con Manuel Marulanda; el mismo Pastrana sentado ante una silla vacía y Uribe explicando la liberación de Rodrigo Granda ante una solicitud del presidente francés.

El actual proceso que se vive en el país ha puesto en marcha desarrollos imprevisibles y ha descubierto actitudes que nadie presagiaba. Razón, por la cual se requiere estar alertas en estas dos semanas en las que la ciudadanía ha de tomar decisiones de enorme trascendencia, como tal vez no ha enfrentado en el pasado.

Los acontecimientos, luego de un prolongado tiempo de cocción, se han precipitado. Actualmente en el Yarí se cumple la X Conferencia de las FARC, con la asistencia de más de mil personas, de la que se espera se produzca el acatamiento a los acuerdos de La Habana desde el grupo guerrillero; el próximo 26 de septiembre se ha acordado como la fecha en la que en Cartagena se hará la firma del acuerdo, resultado de cuatro años de conversaciones y, finalmente, el 2 de octubre se llevará a cabo el plebiscito que refrendará o negará tales acuerdos.

En tanto y de sectores que deberían haber tenido una posición diversa por cuenta de los antecedentes se observan unos pronunciamientos que se antojan cínicos o al menos incomprensibles. No de otra manera puede calificarse a quienes en otra ocasión cedieron a la guerrilla territorios más grandes que Suiza, sin condiciones ni compromisos o quienes aceptaron hacer lo mismo con Florida (Valle). El asunto alcanza el clímax cuando uno y otro firman una comunicación reclamándoles la no asistencia a Cartagena a los jefes de Estado y de Gobierno y a los directores de instituciones internacionales, pues consideran que esta es una intromisión en los asuntos internos de Colombia, en vísperas de un plebiscito. A no ser que se trate de un profundo episodio de Alzheimer simultáneo que queje a los exmandatarios, habría que recordar sus continuos viajes a Washington y Europa a solicitar apoyo para planes como el Colombia o el Patriota, acompañados de una escudilla siempre suplicante. O los reclamos de uno de ellos para que en el país se instalaran varias bases militares del Ejército estadounidense. O las peregrinaciones de uno y otro a hablar con representantes de diversos partidos en el mundo para urgirles pronunciamientos sobre desarrollos políticos y jurídicos en Colombia.

Por último hay que recurrir a dos o tres imágenes imborrables: Pastrana conversando con Manuel Marulanda; el mismo Pastrana sentado ante una silla vacía y, Uribe explicando la liberación de Rodrigo Granda ante una solicitud del presidente francés.

Vivir para ver.

REDACCIÓN EDITORIAL

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