Venezuela, una bomba de tiempo

Veremos si el Papa Francisco, quien se refirió en su discurso de navidad a la difícil situación del país hermano, también es insultado por el continuador de la supuesta “revolución bolivariana”.

La situación en Venezuela tiene que estar muy grave para que sectores de la oposición al gobierno de Maduro se atrevan a afirmar que extrañan a Chávez, que aunque autoritario y por momentos descabellado, tenía mejores perspectivas sobre el país que su sucesor. No es para menos. A la crisis política, económica, los problemas de desabastecimiento de alimentos y medicinas, en la última semana dio de que hablar el tema de los billetes. Según Maduro, las mafias en la frontera con Colombia estaban acaparando y contrabandeando los de 100 bolívares con la intención de desestabilizar (como si ya no estuviera desestabilizada) la economía venezolana. La crisis ha tocado fondo, al punto de escasear hasta el papel moneda.

A raíz de ello, el gobierno decidió quitarle el valor y sacar de circulación dicha denominación monetaria, dando tan solo 72 horas para que los venezolanos que tuvieran estos billetes, pudieran cambiarlos en los bancos. Esto generó entre otras cosas, traumatismos, protestas y saqueos, que terminaron con varios encarcelados y dos muertos. El presidente venezolano arbitrariamente y como ya es costumbre, ordenó cerrar la frontera con Colombia durante varios días, con la excusa que desde Cúcuta se estarían cometiendo dichas actividades delictivas. A pesar de que las autoridades venezolanas encontraron altas sumas de dinero que iban a ser ingresadas desde la frontera, la coyuntura le sirvió a Maduro, en su intención de desviar la atención de la generalizada y prolongada crisis que pasa su país hace ya un buen tiempo.

Hoy es innegable el autoritarismo con el que se gobierna Venezuela, la falta de garantías para una oposición diezmada, que a pesar de ser mayoría en la Asamblea, no tiene mayor injerencia en el poder público coartado totalmente por el ejecutivo. La inflación superior al 700%, los problemas de salud pública, el hambre, la encarcelación de líderes opositores al gobierno, entre otras cosas son evidencia más que suficiente para decir que Venezuela está al borde del colapso, y como una bomba de tiempo, cada día que pasa se prolonga y agrava más la compleja situación. Lo preocupante es que no se divisa una solución pronta para ninguno de sus problemas, y organismos internacionales como la ONU y la OEA, que han intervenido con el fin de mediar en la crisis, han sido vilipendiados por Nicolás Maduro. Veremos si el Papa Francisco, quien se refirió en su discurso de navidad a la difícil situación del país hermano, también es insultado por el continuador de la supuesta “revolución bolivariana”.

REDACCIÓN EDITORIAL

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