El riesgo de conducir en Ibagué

El tema de los motociclistas también vale la pena ser analizado con detenimiento, sobre todo porque ellos son mayoría en las calles y parecieran conducir sin Dios ni ley.

Ibagué es una ciudad que está en constante crecimiento en todo sentido. Nuevas edificaciones van emergiendo y sus calles con el pasar del tiempo se van llenando de miles de motos y carros. Según Fenalco, unas 78 mil motocicletas componen el 69% de vehículos de toda la ciudad. La Ibagué de antaño, caracterizada por su clima templado y sus anchas y descongestionadas calles, pareciera haber quedado solamente en el recuerdo.

El ‘pico y placa’ que venía funcionando desde 2006 y establecido solamente en horarios especiales y en algunas zonas, se quedó corto para la gran cantidad de vehículos que transitan por nuestras calles. En lo que pareciera un acierto del Gobierno municipal, se modificará la medida a partir del 15 de enero y entrará en vigencia todo el día y en toda la ciudad. Sin duda, ello contribuirá a descongestionar las calles, pero no reducirá los altos índices de accidentalidad que presenta Ibagué.

Son alarmantes las cifras entregadas por la Policía Metropolitana en el balance del 2016. Hasta el momento en la capital del Tolima se han presentado mil 503 accidentes, en los que han muerto 50 personas. De ese total, mil 294, es decir la mayoría, corresponden a accidentes en los que han tenido participación los motociclistas, quienes siguen siendo protagonistas por su irresponsabilidad.

Además de la gran cantidad de vehículos, y el mal estado de algunas vías, el problema en Ibagué se remite a la falta de conciencia, la imprudencia, la falta de cultura y el irrespeto por las leyes de tránsito de algunos conductores. Destacamos algunas campañas preventivas adelantadas durante los días más recientes en las calles de la ciudad, pero además de ellas, es necesario que se empiecen a tomar medidas más estrictas y concretas.

La modificación del Pico y Placa será la primera, a menos que el Alcalde cambie de opinión de nuevo, pero, además de ella, tendrán que venir más acciones, algunas más técnicas que otras, por ejemplo hay zonas como las rotondas de Mirolindo y Piedrapintada, donde el meollo podría solucionarse con algún semáforo bien ubicado. El tema de los motociclistas también vale la pena ser analizado con detenimiento, sobre todo porque ellos son mayoría en las calles y parecieran conducir sin Dios ni ley.

REDACCIÓN EDITORIAL

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