Recuperar el espacio público en Ibagué, una acción inaplazable

Pero las medidas de recuperación del espacio público deben ser urgentes, inmediatas, porque el problema está aumentando desmedidamente con el paso de los días.

En diciembre, eran las medias, la juguetería china, ropa, zapatos, papel regalo, sahumerios y toda suerte de artículos de temporada. El decorado o la foto cambió.

Por estos días son los calendarios, las mamoncillas, ropa para el regreso a clase, cuadernos y muchos otros elementos de temporada. Lo que no cambia es el lugar: la carrera Tercera de la calle 11 hacia abajo hasta la calle 19, en el corazón de Ibagué. Es una realidad. A las calles del centro no les cabe “ni un alfiler” y las ventas ambulantes volvieron a invadir el espacio público que debe ser para que, libremente, se movilicen todos los ciudadanos.

A los curtidos vendedores de siempre, muchos de los cuales hibernaron por algunos meses en Centros Comerciales como el Galarza, ahora se suma una especie de irrupción venezolana. Un alto porcentaje de quienes ahora ofrecen, desde tempranas horas del día, productos informales tienen el acento de ese país.

Esa es la realidad heredada con la que se encontró el Gobierno del ingeniero Andrés Fabián Hurtado y, propiamente, su secretario de Gobierno Carlos Portela. Desde tiempos inmemorables, la recuperación del espacio público y la refriega con los vendedores informales ha sido uno de los principales dolores de cabeza de las administraciones de turno. Incluso, sentencias de tribunales obligan a los gobiernos a tomar medidas y mantener el control.

Tampoco se tiene memoria de todos los procesos de reubicación que en pasado se adelantaron y que buscaban, de manera cordial y solidaria, despejar la avenida peatonal más importante de la capital tolimense. El más recordado: El centro comercial Andrés López de Galarza. Aunque el nombre en homenaje al fundador sonaba rimbombante, hoy es una edificación prácticamente abandonada con muy pocos vendedores ya formalizados. Por allá van muy pocos compradores y los vendedores que lo intentaron allá, decidieron, en gran porcentaje, volver a las calles a “guerrear” porque les daba mejores resultados económicos.

Ahora no solo invaden la carrera Tercera. Justo frente a los centros comerciales de la denominada Milla de Oro sobre la calle 60 ya se apostaron un número representativo de ventas informales. Y no es que en este diario estemos en contra de quienes buscan el sustento de sus familias a través del trabajo en la calle, “sin robar, sin hacerle daño a nadie”, como ellos argumentan.

Sencillamente, hay reglas de juego, hay esquemas de ordenamiento de la ciudad, hay comercio formal que sí paga impuestos y vende mercancía legal; y lo más importante: Hay miles y miles de ciudadanos que requieren esos espacios para transitar libre y tranquilamente por la ciudad.

Gran tarea tiene el gobierno Hurtado. Ese es un tema impopular, que resta mucha imagen a los gobernantes. Pero las medidas de recuperación del espacio público deben ser urgentes, inmediatas, porque el problema está aumentando desmedidamente con el paso de los días y, quizás, cuando se le quiera poner el freno a este fenómeno, “el enano” va a estar muy crecido.

EL NUEVO DÍA

Comentarios